Capitulo 1. Tu voz

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En los pasillos, escucho ese sonido bajo, tan lindo.
Avanzo para intentar encontrarte, verte, abrazarte, besarte o tan solo tomarte de las manos.

Soy solo un chico normal, quizás deje de serlo hace un tiempo atras, no tanto... ¿Quizás si?
No me considero alguien muy inteligente, pero si muy pensativo. Pienso, pienso y pienso, siempre pienso en lo qué es mejor. Muchas veces me equivoco y muchas veces acierto. No importa tanto, lo divertido de la vida siempre es intentarlo nuevamente e intentarlo otra vez.
Jamás rendirse.

Pero debo afirmar, qué esto me ha traido problemas, porqué no quiero dejar de pensar como un niño. Siento qué es una esencia que no se puede perder ni dejar en el olvido.
Por eso a veces actuó como niño. Un adulto jugando a ser niño, no lo creo, lo veo más bien cómo un "golpe de realidad".

Ni siquiera sé qué estoy diciendo, estoy alucinando.
Todo esto, fue por el mero pensamiento, de tu voz. Tu recuerdo que vive en mi mente, qué no esta siendo apagado, si no, adaptándose, dónde desesperadamente, busca tu auxilió.

Entonces, tocó el hombro, de forma disimulada.
Ni siquiera reacciono a tiempo. Reaccionando de forma abrupta, casi cayéndose de su asiento.

"¿Eras tú?" Dijo con voz suave, mientras se acomodaba, mirando al suave felino.

Felino blanco, afelpado, y realmente lindo.
Era el único recuerdo de ella. Lo sostuvo, dónde el golpe de recuerdos vino a su cabeza.

Termino por dejar de él, en una silla, para seguido caminar, mirar por la ventana, y unas lágrimas brotar por sus mejillas.
Sus ojos se cristalizaron, quizás no lo suficiente, pero lo necesario para delatar sus pupilas llorosas.

Tanta gente, tomaba su espalda, esto es raro realmente extraño, porqué todo, parecía tan real, y lo triste es que lo fue.
El invierno, comenzo con su despedida de hojas, pero no fue lo único, y esto tan solo es el comienzo.

Por lo qué, la persona confundida reacciono, tomando su teléfono, escribió rápidamente sus pensamientos, y se partió. En mil pedazos, se sigue partiendo, desapareciendo y creando nuevas piezas.
Pero sobre todo, con la pieza faltante, qué aún espera su regreso, pero qué probablemente nunca regresara.

El sonido de la campana no sé hizo esperar, fin de turno.
El hombre solo salió, sin decir más, con dirección por la ventana.
Viendo por última vez la vista, antes de marcharse a descansar.

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