1. Tengo algo que decirte

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🎶Banda sonora: Love at first sight - Alexander Steward 🎶

[Estos especiales ocurren casi tres años después del final de "INVIERNO"]

—Minho, tengo que decirte algo... —exclamó Jisung desde la cristalera.

—¿Qué pasa? —preguntó, dejando las herramientas para incorporarse.

Llevaba un par de horas trabajando en el jardín mientras Jisung estaba en el despacho. En ese momento, había regado el pequeño limonero que plantó en una esquina del jardín. Se guardó los guantes en el bolsillo y se acercó a él, atravesando el césped. Han apretaba las manos, nervioso.

—¿Qué pasa? Me estás preocupando —comentó llegando a su lado.

—Bueno. Vamos a ir a un sitio, ¿de acuerdo? Date una ducha e iremos. —Intentó huir, pero se lo impidió agarrandole la mano.

—Dime que pasa, Jisung.

—No es nada malo, pero quiero que lo veas en lugar de contártelo. —Se soltó y volvió adentro.

Minho lo siguió y se dio una ducha. Cuando se acercó al vestidor desnudo, Jisung le dio una mirada apreciativa y estiró la mano para rozar con los dedos la cicatriz que le dividía su pecho. Se estremeció con el familiar cosquilleo que las yemas provocaban en su cuerpo.

—Vístete, salimos en diez minutos —susurró, apartándose de él.

Obedeció como siempre que utilizaba ese tono. Sentía un peso incómodo en el estómago y los nervios le estaban haciendo volverse loco. Han Jisung solía hacer esas cosas: arrastrarlo al coche y llevarle a donde sea que quisiera ir; aparecer en casa con ropa formal para acabar en una gala; subirlo a un avión para volar a una isla y amanecer en un resort de cinco estrellas con sus cuerpos desnudos enredados entre las sábanas.

Pero hacía meses que el príncipe dejó de hacer planes por él. Hacía muchísimo tiempo que estaba ausente y lejos. Como en ese momento en el que conducía en silencio.

Cuando llevaban más de una hora en el coche, Minho se preguntó a dónde demonios estaba llevándole. Ese lugar no era uno de los sitios que Jisung frecuentaba. Frenó delante de un edificio antiguo y respiró hondo. Lo miró por largo rato y vio la sonrisa asomando en sus mejillas.

—¿Por qué estamos en un orfanato, Jisung?

—Ven conmigo por favor.

Lo siguió fuera del coche con el corazón en un puño y las manos temblando. Estaba jodidamente nervioso y el hecho de que Jisung guardase todo el secreto no estaba ayudando. Entraron juntos atravesando una puerta metálica desvencijada. El lugar estaba ajado, como casi todas las instituciones que vivían de la caridad. Escuchó el ruido de los niños mientras pasaban por una puerta abierta de madera. Una mujer mayor con una sonrisa amable salió a su encuentro.

—¡Han Jisung-ssi! ¡Qué alegría verle aquí de nuevo!

¿De nuevo? ¿Cuántas veces ha estado aquí?

—También lo es para mí, ajumma. Le presento a Lee Minho...

—Oh, el famoso Lee Minho-ssi. Es mucho más guapo que en las fotos —saludó ella y Minho se ruborizó—. Es un placer conocerle por fin, Han Jisung-ssi ha hablado mucho de usted. Le contó a los niños que los enseñaría a bailar.

—¿Qué? —preguntó en voz alta, absolutamente confundido. No sabía qué estaba haciendo allí, no sabía qué era lo que estaba haciendo en un orfanato, con esa señora que parecía conocerle.

Estación de lluvias 4: PRIMAVERA | Especiales |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora