Estación de lluvias 4: PRIMAVERA | Especiales |

5. Una vida normal

🎶Banda sonora:  Love is - Ingrid Michaelson y Jason Mraz🎶

El corazón de Soobin estaba ocupado. El primer puesto lo tenían, por supuesto, la estrella más brillante del firmamento, el sol más cálido y el colorido arcoíris: Dara, Byul y Yuri.

Los siguientes lugares estaban repartidos entre sus padres, sus estúpidas hermanas, sus cuñados, Seungmin y Seokjin hyung, Namjoon hyung y los otros chicos que pululaban a su alrededor.

Y después había un enorme espacio del tamaño de un continente que pertenecía exclusivamente a Choi Yeonjun. También conocido como Kumiho, bebé, amor y un sinfín de motes cariñosos.

—Vamos a llegar tarde —se quejó el chico mientras Soobin miraba obnubilado cómo se subía el pantalón vaquero por sus piernas largas.

Estaba sin camiseta. Había estado completamente desnudo diez segundos atrás. Estuvo bajo el agua de la ducha, tocándolo por todas partes, hacía cinco minutos. Y esa era precisamente la razón por la que llegarían tarde.

—Bunny, levanta —exclamó—, todavía tenemos que pasar a buscar a Dara y Byul.

Se puso en marcha. Se vistió mientras el hombre se ponía sobre los hombros una camisa de Soobin. Se peinó un poco frente al espejo antes de que volviera a llamarlo cuando bajaba las escaleras.

Lo siguió, abrochando su propia camisa, escuchándolo preguntar por sus sandalias marrones. Soobin se acercó al recibidor y se encogió de hombros. Guardó en un bolso las llaves, la cartera y el teléfono móvil. Yeonjun volvió a subir a por los zapatos y bajó unos segundos después.

—Vamos a llegar tarde —le hizo burla, esperándolo con la mano en el picaporte.

El chico frunció las cejas y apretó la boca antes de echarse a reír y coger un bolso que había junto al mueble.

Se subieron al coche y Soobin condujo hasta la casa de Sooyeon para recoger a los niños. Dara estaba en la puerta vestida con un pantalón vaquero azul celeste y una camisa blanca; llevaba en sus manos el alzador para el coche. Byul se movía de un lado al otro cargando una pequeña mochila y parloteaba sin parar con sus manos tirando del brazo de la niña.

—Hola, Mike, ¿está Sooyeon trabajando? —preguntó saludando a su cuñado.

—Sí, le toca doblar y a mí guardia esta noche. Así que son todos tuyos hasta mañana.

—¿De verdad te parece una buena elección esa ropa tan clara? —cuestionó Soobin a su cuñado levantando una ceja.

—Llevan dos mudas en el bolso cada uno y ha repetido hasta la saciedad que debe estar presentable. Quería ponerse un vestido de gala. Ha vuelto del colegio con un montón de exigencias —contestó Mike rodando los ojos.

—Es que debo estar presentable, es una ocasión especial —Dara le dio un beso antes de correr a abrazar al otro chico, después de dejar el alzador en el coche—. ¡Samchon Yeonjun! Pa no me dejó ponerme el vestido que quería.

—Dara, cariño, es una fiesta en la piscina, te pondrás el bañador en cuanto llegues allí —insistió Mike.

La niña no contestó, abrazó con más fuerza a Yeonjun mientras el hombre reía y después lo soltó para subirse al vehículo. Kumiho se acercó para coger a Byul en brazos y se despidió de su cuñado antes de meterlo en el coche y asegurarlo en la silla que había puesto su hermana.

Dara era inteligente, independiente y obstinada. No había cumplido aún los 10 y ya se comportaba como una adolescente. Qué infierno te espera, hermana, pensó. El pequeño Byul seguía siendo como un torbellino y ahora manejaba mucho mejor el lenguaje. Para Soobin, eran la cosa más perfecta del universo, con permiso de la pequeña Yuri.