El Peso del Silencio

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Olaaa iba a decir q estos son one shots asi ke si senor tendran varios cortos :D





texto del capitulo


Izuku Midoriya había aprendido, a una edad temprana, que el silencio podía ser más pesado que cualquier palabra. Mientras otros niños gritaban emocionados al descubrir sus quirks, él solo se quedaba quieto, con los ojos llenos de esperanza y temor, esperando que algo en su cuerpo cambiara. Pero no pasó. Los médicos confirmaron lo que sus padres temían: Izuku era quirkless.

Cuando tenía cuatro años, esa noticia había sido devastadora. Recordaba cómo su madre, Inko Midoriya, había llorado cuando el médico pronunció el veredicto. Pero esos no fueron los peores momentos. Lo peor vino después. Cuando la decepción se asentó y se convirtió en algo más profundo, algo oscuro. Su madre, incapaz de soportar la presión de criar a un hijo que no encajaba en un mundo dominado por superpoderes, comenzó a perder la paciencia.

Al principio, las palabras eran suaves, casi inaudibles.

-¿Por qué no puedes tener un quirk como los demás? -preguntaba Inko cuando lo veía dibujar bocetos de héroes, especialmente de All Might, el ídolo de Izuku.

Con el tiempo, las palabras se volvieron más afiladas.

-¿Por qué sigues soñando? Nunca serás como All Might. Solo te haces daño -le decía mientras el chico intentaba ignorar las punzadas de tristeza.

Finalmente, las palabras se convirtieron en gritos. Inko, bajo el peso de las expectativas no cumplidas, comenzó a culpar a Izuku por su propio fracaso como madre. Cada vez que lo veía dibujando o tomando notas sobre héroes, se enfurecía.

-¡Deja de perder el tiempo con esto! ¡No tienes un quirk! ¡Eres un inútil! -gritaba, y a veces esos gritos iban acompañados de objetos que volaban por la habitación.

Izuku, con el paso de los años, había aprendido a retraerse dentro de sí mismo, a guardar silencio, a no responder. Se refugió en su pasión por los héroes, llenando cuadernos con información, estrategias y análisis. Aún mantenía vivo su sueño, pero lo hacía en secreto. Sabía que su madre lo consideraba una pérdida de tiempo, una fantasía inútil.

Sin embargo, el dolor emocional que sentía en casa no desaparecía en la escuela. Los niños lo molestaban constantemente, riéndose de él por no tener un quirk. Katsuki Bakugo, su ex amigo de la infancia, lideraba esos ataques. Lo llamaban "Deku", un apodo que significaba "inútil", y él no tenía más remedio que soportarlo. Aprendió a agachar la cabeza y seguir adelante, intentando no llamar la atención.

Pero cada día se hacía más difícil.


___


Una tarde, después de ser acosado en la escuela, Izuku decidió tomar un camino diferente para volver a casa. No quería enfrentarse a su madre en ese estado emocional; sentía que cualquier pequeño comentario podría desencadenar otro de sus estallidos. Caminó sin rumbo fijo, sus pensamientos envueltos en tristeza y desesperación.

Mientras deambulaba por las calles menos transitadas de Musutafu, escuchó un ruido. Provenía de un callejón oscuro. El sonido de una pelea llamó su atención, y, sin pensarlo, se asomó al borde del callejón, ocultándose en las sombras.

Allí, frente a él, un hombre luchaba contra un villano. Pero no era una pelea como las que solía ver en los noticieros, llenas de explosiones y luces deslumbrantes. Este héroe luchaba con movimientos rápidos, precisos, desarmando al villano sin utilizar ningún quirk visible. Izuku quedó fascinado. El hombre no era más que una silueta envuelta en una bufanda larga que se movía con una precisión mortal, inmovilizando al villano sin esfuerzo.

Era la primera vez que veía a alguien luchar así. Cuando la batalla terminó, el héroe atrapó al villano con un movimiento final, y el silencio reinó en el callejón. Fue entonces cuando el hombre se giró hacia él, y sus ojos, fríos pero no despectivos, se encontraron con los de Izuku.

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