Un poco de mí

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Amor...

Para todos una palabra la cual es la luz de sus vidas, para mí, solo un inalcanzable, ustedes podrán decir que soy melodramática, que soy una tonta niña la cual se queja de los placeres de la vida, pero se equivocan, mi vida está llena de completa nada, nunca he sentido lo que es el verdadero amor, mis padres unos verdaderos ineptos que en su calentura adolecente olvidaron protección. Mi maravilloso padre corrió lo más lejos posible antes que mi madre terminara de decir que tenía cinco días de atraso, mi madre desde ese entonces me odio con lo más profundo de su alma. A mis 21 años aún me pregunto por qué me tuvo, pasar por nueve meses llevando en tu interior a alguien que solo te recuerda dolor es de las cosas sin sentidos de la vida. Todos esperan cumplir 18 años para independizarse ¿yo? Yo fui independiente en el minuto que realice mi primer llanto, mi querida madre Amelia solo me alimento para callar mis gritos y limpio mi trasero para no soportar el olor, pero un beso o un arrullo, esas cosas eran para otros.

En el minuto que cumplí 8 años comencé a cocinar mi propio alimento, preparar mi ropa y conseguir mis materiales para la escuela, Amelia solidariamente me proporcionaba un techo para mi cabeza y una cama donde dormir, lo demás, yo para ella no existía, jamás nos sentamos en la misma mesa, creo que solo una vez me saludo y una noche cuando bebió un gran Jack Daniel's se sentó a mi lado tomo mis manos y dijo: "Tú pequeña mierda arruinaste mi vida, alejaste a mi hombre, mis amigos y mi familia, te traje a este mundo como un castigo por cagarme mi vida para siempre, mierda como tú es la basura del mundo, la gente te pisará como la nada que eres". Ese fue el único motivador discurso que mamá me dio.

Cuando cumplí los 15 conseguí mi propio dinero, recorría los sectores más bajos de la ciudad ayudando en los almacenes, repartiendo diarios y limpiando jardines, mami se enteró y me exigía la mitad de mi sueldo. Solo lo entregue el primer mes con la tonta ilusión que si lo hacía ella sentiría orgullo de mí, que estúpida.... Seguí buscando trabajos para poder comprar mi ropa y comida, en la escuela no era la estudiante más brillante pero mis notas alcanzaban para pasar cada año de curso, ahorrare contarles mi experiencia en la escuela resumiendo en un simple NADA, yo no existía para los demás niños, excepto cuando querían burlarse de mí.

Mi relación con mi progenitora a pesar que no era una relación normal, era grata, esto duró así hasta mi cumpleaños número 18, cuando Amelia me exigió que le entregará mi sueldo, ya que su querido Daniel's se había agotado, cuando me negué mi madre comenzó a gritar como una loca, salivando como un perro rabioso, sus ojos fuera de órbita.

- ¡¡ Maldita puta dame ese dinero!! Es mío me lo debes por todo lo que te he entregado-.

- ¿Te lo debo? Por favor Amelia no has hecho nada por mí-.

- Puse un techo bajo tu cabeza, te alimente y llevé en mi estúpido vientre por nueve meses, claro que me lo debes-.

- ¡Já! Gracias de corazón, por favor, me tuviste porque quisiste, tuviste la oportunidad durante 18 años y no lo hiciste, no me culpes a mí por tu culo cobarde-,

- Hija de puta-. No fui lo suficiente veloz para ver la botella volar directo a mi cabeza, en un pestañar un dolor profundo irradió por todo mi cuerpo y a los segundos sangre corría por mi cara hasta formar un pozo en la madera vieja. Amelia tuvo la decencia de verse un poco arrepentida, aunque solo duró unos minutos me miró con desdén dio la vuelta y salió de la casa dejándome hecha un desastre.

No recuerdo cuanto tiempo estuve de pie con mi sangre corriendo, irá naciendo en mi interior, en ese minuto decidí que era el momento de independizarme para siempre. Aunque sería mierda toda la vida podía ser mierda en mi soledad. Me dirigí a mi cuarto tomando una toalla limpié la sangre de mi cara y coloqué la toalla en mi cabeza haciendo presión, tomé mi pequeña mochila, guarde mis pocas pertenecías y tomé de debajo de mi cama el dinero que escondí durante todos estos años, puse mi mochila en mi hombro y me fui sin mirar atrás...

Quiéreme túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora