¡¿ᗰᎥ ᖴᎥᑎᗩᒪ ᖴᗴᒪᎥ乙?!

ᑌᑎᗩᔕ Ǥᗩᒪᒪᗴ丅ᗩᔕ

¸.·✩·.¸¸.·¯⍣✩ Ⓗⓞⓛⓐ ⓛⓤⓒⓔⓡⓞⓢ    ☄⃝   ️⃝ ⓨ ⓛⓤⓒⓔⓒⓘⓣⓐⓢ ✩⍣¯·.¸¸.·✩·. Perdón por no actualizar ayer. En mi país hay un apagón masivo, ahora es que vuelvo a tener electricidad en días. Aunque el anterior capítulo no recibió todos los votos que esperaba pienso subir otro capítulo junto a este, pues no sé cuando se logre restablecer el sistema electroenergético. Les dejo con la lectura. Espero la disfruten.
╰•★★ Ɩɛʂ զųıɛཞơ ★★•╯
El fino haz de luz, que se escurría por la ventana, me dio en la frente, abrí mis ojos de golpe, me sentía descansada como hacía tiempo no se me concedía, en especial, después de la coronación. Me pareció curioso estar tapada y mi cabeza sobre una almohada; creí que ésta la había dejado a un lado, pero quién sabe todas las posturas que una realiza mientras duerme, cuando te giras de un lado para el otro, te haces un ovillo, miras al techo o te embrujas, pero fue un dulce olor lo que hizo que me sentara en la cama, estirase los brazos y sonriera. No sabía por qué, pero ese día amanecía con gran entusiasmo, agradecida de la vida, llena de esperanza y con expectativas crecientes.

Iría al castillo, necesitaba organizar miles de cosas, con mi mente ocupada dejaría de pensar en los resultados de la investigación que Tin emprendería. Bostecé, abracé mis piernas, di un brinco, proferí un típico gruñido mañanero y, sin cavilarlo más, busqué mis chancletas, aunque grande fue mi estupor al encontrar sobre la mesita de noche una bandeja con galletas de chispas de chocolate; mi mente no pudo evitar remontarme a aquella conversación que mantuviera con Robin en la cripta, después de que, con antelación, este rompiera su código en nombre del amor que me tenía. Parecía escuchar sus palabras: "¿Qué tengo que hacer para que vengas conmigo al campamento y te prepare unas galletas de desayuno?"

-"Suena tentador, pero ambos sabemos que no podemos. Es mala idea..."-me escuché decir y agregué.

-Entonces tú dirías: "probablemente tengas razón, no sé ni cómo prepararles." Entonces, yo reiría y tú espetarías: "Sí, ahí está. Esa es la sonrisa de satisfacción que veo cada vez que cierro los ojos." Preparabas buenas galletas Robin, amaba me las trajeses a la cama. -dije en tono sepulcral, volvía a sentir aquella espinita en mi pecho.

Me abracé, suspiré y abrí el armario, me puse un pantalón ajustado, le echo la culpa a la personalidad de Roni, pero debo reconocer que entonces, me sentía sexi y que, ser dueña de un bar fue una experiencia única. Supongo hubiese sido mejor un vestido, pues me ocuparía de mis funciones reales, pero si alguien podía hacer todo lo que quisiese era yo, no por gusto era la reina. También me puse una blusa azul de mangas largas y abiertas, muy elegante y calcé unos tacones, no tan altos, pues aún me dolían los pies por andar tras la pluma.

Procuré echar mi móvil en el bolso; el pensar que Tin me pudiese llamar a cualquier hora para informarme sobre sus progresos hacía que sintiese náuseas, debía focalizarme en el trabajo que realizaría como reina. Recogí mi cabello a la altura de mis hombros en una cola, comprobé que el pantalón no se hubiese arrugado y me reí, pues este acentuaba mi trasero. También, eché dentro del bolso las llaves de la casa, un pergamino y pluma (con algunas cosas había que ser tradicional) y el sello real. Chequé que el carmín en mis labios estuviese seco, cogí el bolso, la bandeja de galletas y bajé las escaleras.

Preparé la lonchera de mi hijo y le hice un delicioso desayuno con tostadas, huevo y tocino. Guardaba algunos pomos de especias en la alacena cuando sentí un crujido.

-¡Mamá, estas galletas están riquísimas! Deberías prepararlas más seguido.

-¡Hijo mío! -espeté, le quité la bandeja con galletas de adelante para que no cogiese más ninguna y agregué. - ¿Te sientes bien cariño? -tomé sus mejillas.

-Sí, mamá. ¿Qué daño me harían unas galletas?

-¿No sientes nada raro cariño?

-No, mamá. Estoy bien.