Rifthan , el nombre de la obsesión. +18

Rubor +18

Mia se recupera lentamente, pero con seguridad. Los efectos del antídoto se hacen evidentes en su rostro, que va recuperando su color y vitalidad. Su respiración se vuelve más regular y su pulso se fortalece.

Rifthan y Ruth la observan con alegría, viendo cómo la vida vuelve a sus ojos. El Dr. Kuznetsov sonríe, satisfecho con el resultado.

"Está haciendo grandes progresos", dice. "En unas horas, debería estar completamente recuperada".

Mia parpadea, abriendo los ojos con más claridad. Mira a Rifthan y sonríe.

"Gracias", dice, su voz débil pero llena de emoción.

Rifthan se acerca, tomándole la mano.

"No necesitas darlas", responde. "Estoy aquí para ti, siempre".

Ruth se aleja, sonriendo.

"Voy a buscar algo de comida para Mia", dice. "Necesita recuperar fuerzas".

El Dr. Kuznetsov asiente.

"Sí, es importante que coma algo nutritivo", dice. "Y descansar mucho".

Mia asiente, cerrando los ojos.

"Estoy cansada", dice. "Pero feliz".

Rifthan se sienta junto a ella, acunando su mano.

"Duerme", dice. "Estoy aquí, cuidándote".

Mia sonríe, dejándose llevar por el sueño. Rifthan la observa, su corazón lleno de amor y gratitud.

Después de horas de sueño, Mia se despierta renovada. Se sienta en la cama, mirando a Rifthan con claridad.

"¿Qué pasó?" pregunta.

Rifthan le cuenta todo, desde que Sergei la secuestró hasta que el Dr. Kuznetsov administró el antídoto. Mia escucha, horrorizada y agradecida.

"Gracias por salvarme", dice, abrazándolo.

Rifthan la abraza, sonriendo.

"Siempre estaré aquí para ti", responde.

Mia se levantó de la cama, su mirada cambiada. Sus ojos brillaban con una intensidad salvaje y primitiva, como si hubiera despertado una parte de sí misma que había estado dormida. Rifthan se sorprendió al ver el cambio en ella.

"Mia, ¿qué pasa?" preguntó, preocupado.

Mia no respondió. En su lugar, se acercó a Rifthan con una sonrisa pícara y seductora. Su cuerpo se movía con una gracia felina, como si estuviera bailando.

Rifthan se sintió desconcertado. Mia nunca había actuado de esta manera antes.

"Mia, por favor...", dijo, intentando mantener la distancia.

Pero Mia no se detuvo. Se acercó más, su rostro cerca del de Rifthan. Su aliento era cálido y dulce, y Rifthan pudo sentir su corazón latiendo con una velocidad alarmante.

"Mia, ¿qué estás haciendo?" preguntó, intentando mantener la calma.

Mia sonrió, su mirada llena de inocencia y seducción.

"Quiero jugar", dijo, su voz baja y sensual.

Rifthan se sintió abrumado. Mia nunca había sido tan... salvaje y seductora. Era como si hubiera despertado una parte de sí misma que había estado escondida.

"Mia, no...", dijo, intentando resistirse.

Pero Mia no se detuvo. Se subió a la cama, su cuerpo moviéndose con una gracia animal. Rifthan se sintió atrapado, incapaz de resistirse a la atracción que Mia ejercía sobre él.