Capítulo 1: Nueva vida

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"Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su
tiempo murió por los impíos"

Romanos 5;6

El joven de cabello castaño cerró la puerta del coche con algo de fuerza

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El joven de cabello castaño cerró la puerta del coche con algo de fuerza. Tras caminar hacia el maletero, tardó pocos segundos en bajar sus únicas dos valijas y alejarse de sus padres. A contrario de ellos, él no estaba muy emocionado.

Cuando se paró en frente de la fachada de dos pisos, visualizó diversos detalles, tales como el color limón de las paredes o la obvia chimenea en la cima que la hacía ver como una típica casa estadounidense.

—Hijo, ¿me ayudas con esto? —la mujer preguntó.

El mencionado no contestó, porque no la escuchó. Simplemente abrió la puerta e intentó, por todos los medios, contener su malestar.

Al entrar, se encontró con una sala de estar acogedora y que, por muy bonita que fuera, no se sentía como en casa.

"Casa", pensó. ¿Cuanto tiempo pasaría para que volviera a llamar a un sitio así? Quizás nunca, porque en aquellos momentos, parado en el medio de un lugar desconocido y con dos valijas que suponían toda su vida, sentía que su verdadero lugar estaba a kilómetros de esa nueva ciudad.

—¿Y bien? —la voz de su padre lo distrajo de su trance— ¿Te gusta la nueva casa, hijo mío?

El joven le hechó otra rápida ojeada al lugar. No era el sitio, era la sensación de estar ahí. No se sentía cómodo.

Volteó a ver a su padre, con falsa alegría.

—Claro, papá —sonrió ampliamente—. Me encanta.

Aunque odiaba mentirle a sus padres, porque eso iba en contra de sus creencias, lo hizo. Lo hizo ya que sentía que sus razones para sentirse como lo hacía en ese momento eran simplemente un capricho. Debía acostumbrarse. Al fin y al cabo, la mudanza era algo que se venía planeando desde hacía meses. Aquella oferta laboral que recibió su padre, en Geumji, era muy beneficiosa.

Más era justamente eso lo que el joven no entendía, puesto que su situación económica ya era muy buena. No es por alardear, pero los Jung formaban parte de una clase bastante alta y gozaban de un estilo de vida muy cómodo.

Wooyoung suspiró. El hijo único de la familia sentía que extrañaría mucho su vida anterior. La universidad en la que estudiaba, sus amigos, los sitios que visitaba, los planes a futuro... Todo eso debía cambiar ahora que vivía en otro lugar, uno más pequeño que el anterior y en donde le esperaban nuevas vivencias.

Esa era la mejor parte para él. Wooyoung era muy curioso y aventurero, le gustaba a conocer cosas nuevas, así que trataría de ver las ventajas y no enfocarse tanto en lo negativo.

—¿Quieres ir a conocer tu habitación, cielo? Está en el segundo piso —dijo su madre cuando entró a la casa, junto con el resto de las maletas. El automóvil ya se encontraba parqueado en el garage.

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