Suficiente para mí (eres perfecto) {Chestappen}

Capítulo 3. Me importa demasiado.

—Tenemos una propuesta por parte del equipo de marketing de Williams. —Alice dijo, todos estaban en una sala donde los estaban preparando para filmar algunos contenidos para medios, así que la mujer les estaba leyendo las cosas que harían juntos y los deberes separados que tenían. Procuraban empezar con todo lo que tenían juntos y luego los contenidos separados.

Max sintió que se le apretaba el estómago cuando escuchó que tenían una propuesta de parte del equipo de Williams. Ya sabía a dónde iba eso.

—¿Ah sí? ¿Sobre qué? —Checo preguntó, dándole un trago a su lata de Red Bull. Max ni siquiera trató de aparentar que no estaba escuchando, quería saber de qué se trataba.

—Ya sabes, quieren poner a los dos pilotos latinos de F1 juntos en algunos videos. Creo que sería buena publicidad para ti y ya lo consulté con el equipo y dicen que no habría ningún problema, es buena publicidad para todos.

—No.

Alice y Checo voltearon a ver a Max cuando dijo eso fuerte y claro, el equipo de marketing que se preparaba con sus luces y cámaras, pareció detenerse un momento, aunque siguieron con sus cosas de forma discreta escuchando.

—¿No qué? —Alice enarcó una ceja, no estaba amedrentada por la mirada asesina que el neerlandés le daba, era tan fría como los Alpes Suizos.

—No, Checo no va a grabar nada con Franco.

—Maxie...

—No, no quiero que grabes nada con ese niño. No quiero que lo hagas. —Estaba furioso, Checo podía notarlo.

—Danos un momento. —Le pidió a Alice y la mujer, sin más expresión que su estoico rostro, dio media vuelta y se retiró para ir a coordinar algunas otras cosas.

—Max...

—No, Checo, no quiero. Es todo, no me harás cambiar de opinión, no quiero que grabes nada con él, no tienes nada que hacer grabando con Williams, ¡Que se lo pidan a Carlos o algo! —El rubio se levantó del sofá y se marchó, las personas que estaban en su camino se quitaron rápidamente pues podían sentir la furia que aquel portaba así que Checo, después de suspirar un poco, se levantó y fue detrás de él.

—¡Max! ¡Ven acá! —Le llamó, pero el otro no se detuvo. Tuvo que correr un poco para alcanzarlo y le tomó de la mano, logrando que se diera la vuelta después de tirar de su mano.

—¡Espérate!

—¡No quiero que filmes nada con él! ¿No lo entiendes? —Max exclamó, no era suficiente para que todo mundo los escuchara, pero debido a su pequeño drama, estaban levantando miradas, así que Checo se lo llevó a algún lugar privado y fue el cuarto de monitores y servidores lo primero que encontró, por lo que lo empujó dentro. Ahí estaba silencioso más allá de los bips y buzz de las máquinas, parecía que no había nadie ahí.

—Max, ¿qué demonios te está sucediendo? ¿Por qué actúas así?

El rubio se cruzó de brazos, parecía estar realmente enfadado por la manera en la que estaba frunciendo los labios y el ceño. Checo volvió a suspirar, tratando de tenerle paciencia a su novio.

—Max... No vamos a resolver nada si no me dices qué está sucediendo.

—Estoy harto de que quieran ponerte con Franco cada maldito circuito en el que estamos. ¡Eres mi novio!

—¡Eso ya lo sé! ¡Lo saben todos, Max!

—¡Pues parece que se les olvida! ¡Yo soy tu novio! ¡No Franco!

Checo se sorprendió un poco porque acabó de comprender lo que estaba sucediendo. Max estaba celoso de Franco. Tal vez al principio no había sido tan obvio para él porque solía tener muchas cosas en la cabeza y siempre pasaban desapercibidas esas cosas que para algunos eran más obvias, pero ahora lo entendía a la perfección.