𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟗 - 𝑰𝒓 𝒐 𝒏𝒐 𝒊𝒓

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Subí corriendo las escaleras de concreto hacia nuestro apretado espacio de vivienda, sin siquiera molestarme en cerrar la puerta detrás de mí. ¿La habrían capturado los demonios? Liliana estaba sentada en el sofá, y se volvió cuando me oyó entrar. Sus ojos estaban inyectados en sangre. Fui directo hacia ella, agachándome a sus pies y poniendo una mano sobre su brazo.

—¿Qué sucede? —pregunté.

—Los frenos del auto se echaron a perder hoy. Lo siento, cariño. Tendré que usar todo el dinero que había comenzado a ahorrar para nuestro viaje. —Soltó otro sollozo, limpiándose los ojos con la manga.

¿Eso era todo? Oh, gracias a Dios. Dejé escapar un suspiro de alivio y dejé caer mi cabeza hacia atrás.

Con mi visión periférica vi un movimiento en el corredor y recordé que no había cerrado la puerta, pero cuando me puse de pie para cerrarla, Mateo estaba de pie en la entrada, frotándose la parte trasera del cuello. Oh, mierda. ¡Mierda, mierda, mierda! ¡No esperaba que me siguiera! Me moví para cerrar la puerta antes de que Liliana lo notara, pero era demasiado tarde. Ya lo estaba mirando. Luego me miró a mí.

—¿Nicole? —Liliana y yo nos miramos con los ojos bien abiertos antes de que ella dijera—. Es él, ¿verdad?

—Liliana... Lo siento.

Ella miró a Mateo como si esperara que él hiciera algo amenazador, pero él sólo cambió su posición de un pie al otro. Lucía como si pudiera girar y huir. Liliana se puso de pie y fue hacia la puerta.

—Bueno, bien podrías entrar —dijo con actitud. Él lo hizo y ella cerró la puerta, luego puso las manos en las caderas y lo estudió.

Él parecía casi tan nervioso frente a Liliana como yo había estado frente a su padre. Lo hacía verse más joven. ¿Qué pensaría él que ella lo forzaría a hacer... cantar himnos con nosotras? Lo absurdo de todo, además de la consciencia de que yo estaba en graves problemas, hizo que las esquinas de mis labios se elevaran, una reacción nerviosa. Liliana entrecerró los ojos en dirección a mí y yo apreté los labios. El silencio se extendió y me vi en la necesidad de llenarlo.

—Liliana, éste es Mateo. Mateo, Liliana.

Se observaron con incertidumbre, y luego para mi sorpresa ella extendió la mano y él la estrechó.

—Debes ser un joven bastante especial para que Nicole está dispuesta a romper una promesa para verte.

Él me miró, y yo bajé la mirada.

Liliana volvió su escrutinio sobre mí. Tenía una expresión graciosa en el rostro mientras me miraba.

Recordé la camisa roja de Mateo que colgaba de mi cuerpo y mis orejas se calentaron. Comencé a balbucear una excusa.

—¡Oh, esto! —dije—. No es nada. Mi camisa se rompió accidentalmente, así que Mateo me prestó una de las suyas. Sé que luce mal, pero es la verdad... lo prometo. —Mi corazón se hundió cuando me di cuenta de que mis promesas nunca más tendrían el peso que habían tenido una vez. Liliana se aclaró la garganta y se cruzó de brazos.

—¿Puedo hablar contigo a solas por un segundo? —le pregunté.

—Puedes sentarte —le dijo ella a Mateo, la voz apretada—. ¿Puedo ofrecerte algo de beber? —Por supuesto que su hospitalidad sureña saldría a relucir, incluso en un momento como éste.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐞𝐯𝐢𝐥 - 𝓝𝓲𝓬𝓴𝓲 𝓝𝓲𝓬𝓸𝓵𝓮 𝓨 𝓣𝓻𝓾𝓮𝓷𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora