Muchos dicen que el destino de las personas está conectado a la tierra, que es parte de nosotros, como nosotros somos parte de él. Otros dicen que el destino está entretejido como una tela, para que el destino de uno se cruce con otras personas más.
Anna toco suelo del Reino del Norte noto que no había centinelas en las torres, que los animales corrían lejos de los humanos, noto el rastro de sangre y cuando llego al asentamiento de su clan sintió un dolor en su pecho. El castillo no tenía guardias por ningún lado y eso no era de buen augurio. Anna corrió por todos lados y tras entrar noto que los sirvientes bajaban su rostro, nadie quería verla a la cara. Deambulo por el castillo hasta que llego a la habitación de su abuela Mérida, solo para darse cuenta que estaba vacía
- No está - escucho a su espalda - Murió hace unos días
Anna giro su rostro para ver a su fiel sirvienta Eleonor. Anna comenzó a llorar. - ¿Qué sucedió?
- Las Islas del Sur le declararon la guerra al reino después de que tu padre se negara a ofrecer tu mano en matrimonio a uno de sus príncipes. La Reina Mérida se negó también y se desato el caos. Unos hombres atacaron el castillo y a los clanes no les quedo de otra que ir a la guerra
- ¿Qué paso con mi abuela? - la desesperación de Anna era palpable
- El primer ataque fue feroz, su abuela junto con su padre peleó valientemente y no dejaron caer la fortaleza. Sin embargo, al final del día su abuela murió, la reina Mérida había muerto y su padre tomo el mando. Furioso por la situación convoco a los clanes para marchar, pero bajo las horas de espera un segundo ataque llego, su padre y algunos más de la familia murieron, su hermano mayor tomo el mando y es quien lidera las tropas hacia el Norte para alejar a las amenazas
Anna cayó de rodillas y las lágrimas se apoderaron de ella. Golpeo con fuerza el suelo unas cuantas veces hasta que sus nudillos se llenaron de sangre, todo su mundo se estaba destruyendo por un estúpido conflicto entre dos reinos. Aquella noche Anna lo que hizo fue llorar y no quiso que la separaran de la habitación de su abuela, al día siguiente salió del castillo y fue a donde los cuerpos de los familiares descansaban, allí lloro otro poco más hasta que tomo una decisión. Caminando con ira y decisión llego al castillo
- Eleonor, Eleonor - llamo a la mujer por todos lados
- ¿Princesa? - la mujer salió de la cocina - ¿Me necesita?
Anna la miro y respiro profundamente. - ¿Dónde están peleando?
- En el Norte, pasando la Cascada de Fuego, después del antiguo reino
- Bien - Anna parecía pensar algo - ¿Mis hermanos están allá?
- No todos, su hermano Thomas permanece en el castillo, pero no sale de la habitación
La pelirroja solo negó y bufó. - Déjalo, yo iré al campo de batalla
- Alteza, es muy peligroso para usted
- Tengo que pelear por mi pueblo - llevo la mano derecha a su pecho - Mi abuela siempre me enseño eso y no espero decepcionarla ahora que no está
El fuego de la batalla se notaba en sus ojos, estaba lista para ayudar a su pueblo. Camino por las escaleras y tras llegar a la habitación de su abuela abrió un cajón y saco la armadura que le pertenecía a su abuelo, también se llevó su espada. Justo cuando iba a salir vio el primer arco que tuvo su abuela y también lo llevo con ella. Poco después bajo preparada para la batalla como toda una Dunbroch, su armadura no era más que cuero de animal con algunos metales en partes específicas, era ligera para mejor movimiento. El arco en su espalda con flechas, la espada en su cintura y una daga en su bota eran las armas que la acompañaban