Charming Prince

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Prólogo

-Dime hermano ¿Por que no puedo encontrar el amor de mi vida?- Se lamentó Zayn observando la gente pasar desde la ventana de su habitación. Jawaad le respondió con un gruñido tapando su cabeza con la almohada. Zayn siguió observando la gente caminar sumido en sus pensamientos que generalmente lo encontraban cuando recién se levantaba. Luego de unos segundos recibió un almohadazo por parte de su primo.

-¡Tal vez por que insistes en hacer preguntas estúpidas a las ocho de la mañana imbécil!- Zayn miró a su primo, un bulto bastante enojado que le dedicaba todos los insultos posibles que su cerebro adormilado le dejaba. Volvió a mirar por la ventana pero decidió que allí sentado no iba a lograr nada así que tomo sus llaves para poner en marcha su día. Cruzo la calle al café de en frente donde Johanna ya le había preparado su capuchino listo para llevar así que le sonrío y le dedico un buenos días para luego seguir caminando calle abajo. Mientras recorría la calle memorizo todo lo que tenía que comprar y hacer en el centro así no desperdiciaba su mañana pero otros pensamientos mas reflexivos se apoderaron de él como era costumbre.

Zayn había dejado atrás a su familia en Bradford para venir a trabajar junto a su primo Jawaad en la ciudad. Ellos atendían y manejaban el bar del padre de su primo. Este ultimo, con el pretexto de no poder atender el bar por sí solo, se trajo a Zayn consigo. Ellos eran muy cercanos, como hermanos, habían sido criado juntos y de pequeños habían compartido muchas aventuras. Zayn lo consideraba su mejor amigo, por eso cuando le ofreció esta oportunidad, no dudo en tomarla más que por él por Jawaad quién debía encargarse de esto solo. El bar era en realidad una pequeña cantina en el centro de Londres a una calle del Palacio Real. Con el tiempo había comenzado a disfrutar la vida aquí pero siempre sentía la necesidad de algo más, de una aventura, algo difícil para un chico tan reservado e humilde como él. Había venido a Londres con una misión y esa era trabajar muy duro para no solo ayudar a su primo si no también para ayudar a su madre y sus hermanas ya que eran demasiados en su casa y no podían con los gastos.

Mientras se dirigía al centro Zayn pasó en frente del palacio y no pudo evitar pensar en lo diferente que hubiera sido su vida si fuera de la realeza, no tendría que trabajar todo el día y mucho menos sostener una familia, aunque ser rey implique grandes obligaciones, él hubiera aceptado sin dudarlo por un segundo. Esto le trajo recuerdos de cómo conoció al príncipe William, si exacto, al heredero al trono de Inglaterra. Era una anécdota bastante divertida en realidad, él estaba atendiendo el bar cuando un montón de gente se alborotó en la entrada intentando ingresar a la fuerza y tomando fotos hacia un joven en una apartada mesa del fondo. Este intentaba pasar desapercibido tapándose la cara y dando la espalda a la ventana pero parecía haber sido descubierto. Un grupo de hombres grandotes vestidos de traje negro empujaron a su primo de la puerta de un soplido como si hubiera sido una pluma para luego reunirse todos en torno al joven cliente. En ese instante Zayn se dirigió a la mesa bastante nervioso por la presencia de esos gorilas alrededor del joven cuando este mismo se levantó y ahí lo reconoció. Era el primogénito hijo del rey y la reina, en su bar, tomando su cerveza, era el príncipe de Inglaterra y ellos no lo habían reconocido.

-Que vergüenza- se disculpo Zayn. -por favor, su majestad, disculpe, no sabíamos...- William pidió paso a sus guardaespaldas y se acercó a Zayn con una sonrisa autentica en su rostro. Will se disculpó por el inconveniente ocurrido el pensó que no lo encontrarían allí pero no tuvo suerte. Prometió volver y compensarlos por el incidente. Luego de ese episodio Will volvió varias veces siempre por una cerveza o simplemente para saludar. Era muy buena persona, de gran corazón, tiene madera de rey, decía su primo. Zayn lo veía como a un amigo, en realidad una de las pocas personas con la que había entablado relación desde que había llegado aquí y creía fuertemente que William iba a ser un autentico Rey. Riéndose de sí mismo Zayn reanudo el camino al centro, tenía mucho por hacer ya que era jueves y los fines de semana solían tener más trabajo que otros días.






Liam Payne, a pesar de no ser el primogénito, era un príncipe. Príncipe de la corona inglesa, hijo del Rey William James Payne y la reina Karen Payne, parte de la familia real, venerados por todo el pueblo, admirados por miles, envidiados por cientos. A pesar de que ustedes creerán que es una carga que llevar, Liam se las ingeniaba para sobrevivir en su mundo lleno de abusos y excesos. En lo personal el se sentía excluido, no encajaba, para él la corona no era un peso, sin embargo faltaba mucho tiempo para tener que preocuparse en convertirse en rey, y como hijo menor, se encargaba de ser el mimado y caprichoso. Intentaba no pensar demasiado en el tema ya que realmente lo ponía mal, en vez de eso se dedicaba a viajar por ahí y de vez en cuando cumplir con lo que sus padres le obligaban. Liam pensaba que todo era un sin sentido constante, su hermano Will era el indicado para encargarse del reino, él si que se preocupaba y ocupaba por ser el hijo perfecto y el mejor candidato al trono, era la adoración de sus padres mientras que él solo les producía dolores de cabeza y unos buenos chismes con que llenar las revistas amarillistas después de un esplendido fin de semana.

Liam despertó mirando el cielo raso de su alcoba sonriente y complacido, pronto recordando la noche anterior llena de placer. Sintió a su lado como su acompañante se removía bajo sus sábanas y dirigió la mirada a la cabellera rubia de Lea sobre la almohada contigua. La miró dormir sin expresión alguna. A decir verdad recordaba vagamente como era su cara hasta que la vio en ese momento, no es la gran cosa, pensó. Se sentó en el borde de la cama comenzando a estirarse y vestirse. Luego tocó el botón de la servidumbre junto a su mesa de luz, ni siquiera tuvo que aclarar cual era su perdido a los empleados ellos ya sabían que después de que Liam traía una acompañante ellos debían llevarle el desayuno a su habitación para que pudiera retirarse sin ser vista por nadie más de la casa, no necesitaba un escándalo de su madre tan temprano. Se terminó de vestir y salió de la habitación justo cuando Lea le preguntaba algo desde la cama. Volvió sobre sus pasos resoplando un poco y se asomó a través de la puerta doble de su alcoba con el semblante serio pero algo divertido, como para no perder el toque de altanería que tenia consigo prácticamente, todo el tiempo.

-Mira, mandé a lavar tus ropas así que deben estar aquí junto con tu desayuno. Si quieres lo tomas y si no te puedes largar de aquí ahora.- Dicho esto reanudó el camino al comedor principal en donde su familia lo esperaba para el desayuno. Se preguntó mientras bajaba las escaleras si realmente todas las mujeres que habían pasado por su cama esperaban convertirse en princesas al otro día. Eso solo pasa en los cuentos de hadas y este cuento, a pesar de tener su propio príncipe, no tenía un final feliz.

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