1. Todo comenzó con un destello

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Fushiguro nunca ha sido del tipo de chicos que tiene a su alrededor a un grupo que lo sigue como perros falderos mientras comparten risas y vivencias de su fin de semana; tampoco de los que cuentan sólo con un par de amigos, con los que hacen todas las actividades juntos; ni mucho menos de los que se rodean de chicas, encantadas con su personalidad y apariencia.

Él ha sido, más bien, alguien callado, reservado y seco. Incluso rozando el significado de 'sombrío', tan poco amigable y serio, que cada vez han sido menos los compañeros y compañeras que se han atrevido a hablarle.

Y está bien. No es cómo si lo necesitara.


Siempre ha estado solo, o por lo menos, desde lo poco que puede recordar de su infancia. Y aunque su hermana mayor ha estado con él la gran mayoría de veces; desde que entró a la pubertad, no pudo continuar manteniendo la conexión que tenían cuando ambos eran niños.

Ahora, él tiene quince años y ella diecisiete, y se torna mucho más complicado reparar la relación que solían tener.


Tsumiki es distinta, muy diferente a cómo es él. Ella es una luz destellante, que ha alumbrado su camino y le ha permitido no desviarse hacia algún otro que se torne peligroso.

No puede recordar el rostro de su madre, pero siempre ha creído que debió ser tan hermoso como lo es el de su hermana. Y de su padre, prefiere no hablar, sobre todo cuando Tsumiki repite y repite que él es una copia joven de lo que fue el hombre.

Quizás si lo hubiera conocido y hubiera formado un concepto -bueno o malo, no importa en realidad- del tipo, podría aceptar tal comparación; sin embargo, todo lo que conoce es que los abandonó cuando más lo necesitaban, cuando apenas eran unos niños y en especial, cuando dejó que toda la carga recayera en su pequeña hermana.

Se sonroja al imaginar que fue ella quien le enseñó a ir al baño, que fue ella quien le ayudó a atar sus cordones cuando se desesperaba al no poder hacerlo y también, cuando fue quien lo bañó hasta que cumplió los doce años.


Por suerte, ambos dejaron de ser niños. Y Tsumiki, a pesar de que ha continuado con su papel de cabeza del hogar, ha empezado a distanciarse, y, a decir verdad, extraña tenerla encima todo el tiempo; molestándolo con cualquier chica que se le acercara, diciéndole que debía comer más para dejar de ser un flacucho y repitiendo que no debería sentirse tan avergonzado con ella, pues ya ha visto todo lo que hay por ver.

Niega, y sus mejillas vuelven a arder. Por vergüenza, incomodidad y culpa. Pues, aunque ella ya ha aprendido a madurar con el paso de los años, él -por su parte- sólo ha traído problemas a su hogar; metiéndose en peleas a cada momento, y faltando a clases cada vez que no tiene ganas de estar sentado en el mismo sitio por ocho horas.


No puede dejar de preguntarse el '¿qué hubiera pasado si...?' todo el tiempo. Quizás, si su madre no hubiera muerto y su padre no hubiera desaparecido, podría ser un poco más normal como el resto de chicos, y Tsumiki no tendría que cargar con lo duro de ser joven y mujer, y encima con un hermanastro problemático.

Y más aún '¿qué hubiera pasado si Tsumiki también se hubiera ido?'. Tal vez, se habrían vuelto a ver algún día, pero, ¿serían hermanos?, ¿ella habría considerado acercársele o hablarle si quiera? A fin de cuentas, su hermanastra parece ser la única mujer con la que se lleva bien, o con la que tiene o tuvo algún tipo de contacto cercano.

Sí..., hubieron algunas otras que trataron de hacerlo; acercársele y hablarle, tocarlo y mirarlo, e incluso declararle su amor, pero siempre rehuyó a ello.

Fushiguro está enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora