El deber de una Vólkova

Lo que callo

Alekzandra
Moscú 26 de diciembre

Dicen que el león es el rey de la selva. Pero el león sin su manada de leonas moriría de hambre porque ellas son las que cazan para dar de comer a todos.

Yo en esta vida soy la leona suprema. La encargada de guiar esta manada porque ese es mi deber como Vólkova, desde pequeña estoy siendo preparada para esto. En estos momentos soy la underboss pero también sé que seré leyenda.

No sé cuántas personas existan en el mundo con mi condición pero sé que entre todos ellos soy única.
Cuando tenía tres años los doctores me detectaron un autismo leve tipo1. Por lo general la mayoría tienen un coeficiente intelectual elevado a lo señalado normal; pero no todos se gradúan de bioquímica y bioquímica molecular desde los 10 años. Pueden leer dos páginas de un libro al mismo tiempo  o pueden dominar  15 idiomas de forma fluida aparte de su lengua natal, un cerebro aventajado diría mi madre. No por gusto tengo el cargo que ocupo. Mis otras hermanas son inteligentes y hermosas pero yo fuí la bendecida con el síndrome del sabio.

"Papá" (si es que le puedo nombrar de esa forma) es un sádico a toda regla al no entender nada sobre mi comportamiento. Aunque quizás si ahora soy de la forma que soy es por él. A veces lo recuerdo cuando aún lo consideraba mi familia y me pregunto ¿qué cambió en él?. Pero la mayoría del tiempo lo odio aunque en algo si concuerdo "la familia es la que lleva tu sangre" pero si te traiciona  dejará de llevarla.

Estoy en el edificio doce planta de Farmacéutica AV.Corporetion. el último piso alberga unos de mis penjaus. Esta noche fué una de las más tediosas para mí aparte de no soportar el frío que hace afuera porque me apetece una noche estilo cuadro de Vangod. Pero tengo a cambio la película del Grinch con un Nick a mi lado a punto de vomitar. A saber qué tanta mierda se metió por la nariz.

-Jin_ llamo al samurai que me ofreció como regalo Zakura en la reunión del lunes por unos favores sumamente importantes para él.

Es muy apuesto y alto, de esos que parecen sacados de un k-drama coreano. Hace una leve inclinación con la cabeza; y yo me siguió preguntando si es mudo el chico. Pero como tampoco me gusta hablar mucho, señalo la copa para que la vuelva a reponer de cóctel.

Sigo mirando como dos de mis cinco hermanas han crecido y se roban las miradas de los chicos que están en la sala. Tengo un pequeño pollo salseado diría mi madre, la fiesta está en su mejor punto con la pequeña rueda de casino que se está armado.
Nuestras raíces son cubanas-españolas-rusas la mescla es algo a lo que le debemos a nuestra madre por fijarce en un ruso frío como Iván.

El que por cierto parece que en algún lugar dejó a sus puntas para venir a joderme la felicidad y de golpe siento ese frío intenso que me estruja el estómago solo de verlo dirigirse a la música con su cara típica de cabreo.

De una arranca los cables del equipo de música de la corriente con su  mirada furibunda y empieza a lanzar improperios, hasta que saca a todos del piso incluida a mis hermanas a las que les ordena esperar en el carro para llevarlas a la casa en Kievf. Una propiedad de lujo a las afueras de Moscú.

- ¿Y tú no cambias? ¿E?... _ Empieza_ Deja de meter a tus hermanas en tus locuras. Por eso haces que dude de ese puesto que te estoy dando.

Camina de un lado a otro como animal enjaulado mientas yo me tomo lo último que queda del cóctel sin alcohol y me levanto silenciosa pero calculadora cerca del cristal que da paso a una nevada noche al otro lado. Reparo que su enojo no es por la fiesta sino por cierto chico que mantengo encerrado hace cinco días.

- ¿Y ese hombre al que tienes en el sótano de tu laboratorio? ¿Quién es?

!Y VINGO!
Lo miro, como si conmigo no fuera la cosa pues sabe de mis experimentos; pero algo debió de soplarle Zoler para que esté así. Y desde ya estoy buscando la manera de desacerme de ese soplón si quiero que mis planes salgan como quiero.