La primera vez que Liora vio morir a un dragón, tenía siete años. El cielo ardía en llamas mientras las criaturas rugían en un duelo mortal. Las escamas del dragón caído brillaban como brasas, y su sangre negra se derramaba en el suelo con un siseo. Fue entonces cuando comprendió que el fuego no era solo un don, sino una maldición que quemaba todo lo que tocaba.
Ahora, once años después, Liora se encontraba en la misma montaña, observando el crepúsculo teñirse de un ominoso rojo. "Otra prueba más", se dijo, tomando aire y sintiendo cómo el calor del fuego vibraba bajo su piel. Era su última oportunidad para probarse digna ante los ancianos del clan del fuego, o de lo contrario, sería desterrada de Drakoria.
—¿Tienes miedo? —una voz profunda irrumpió en sus pensamientos.Liora se giró para encontrar a Kiran, el príncipe dragón de hielo. Su presencia siempre parecía enfriar el aire a su alrededor, haciendo que el fuego de Liora chisporroteara en protesta. Había llegado sin hacer ruido, como una sombra congelada, y ahora la miraba con esos ojos azules que parecían querer atravesarla.—El miedo es para los débiles —replicó ella, levantando el mentón desafiante.Kiran esbozó una sonrisa helada, cargada de una arrogancia que Liora odiaba. Estaba allí para evaluarla, al igual que los otros guardianes. Sin embargo, Liora sabía que él la observaba con una intensidad diferente, como si intentara descifrar un secreto que ella misma no conocía.—Entonces demuéstralo —dijo él, extendiendo una mano hacia la grieta en el suelo de donde emanaba un calor abrasador—. Atrapa la llama ancestral o caerás con ella.Sin dudar, Liora se lanzó hacia adelante. La grieta exhalaba calor y luz, y en su interior, la llama ancestral danzaba, desafiando a quien osara tomarla. Era fuego vivo, indomable, y Liora sintió cómo se retorcía dentro de su pecho, llamándola. Las palabras de su abuelo resonaron en su mente: "Para dominar el fuego, primero debes rendirte a él".
Cuando sus dedos rozaron la llama, un dolor ardiente le atravesó el cuerpo, como si la estuvieran desmembrando desde dentro. Pero junto con el dolor, algo más despertó en su interior. Una voz. Un rugido que la llenó de una fuerza ancestral. Y entonces, todo cambió.Una explosión de fuego envolvió la montaña, cegando a todos los presentes. Cuando la luz se disipó, Liora estaba en pie, respirando con dificultad, con sus ojos dorados brillando más que nunca. Frente a ella, Kiran la observaba, pero ya no con arrogancia, sino con una mezcla de fascinación y algo que parecía... miedo.
—¿Qué... eres tú? —murmuró él, dando un paso atrás.Liora no tuvo tiempo de responder. Desde las sombras de la montaña, un grito desgarrador cortó el aire, seguido de la aparición de una figura gigantesca: un dragón oscuro emergiendo de la grieta, liberado por el poder de la llama ancestral.
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El legado de los dragones
FantasyEn el reino de Drakoria, donde la magia fluye a través de los elementos y los dragones son sus guardianes, una antigua guerra ha dividido al mundo en clanes de fuego y hielo. Liora, una joven guerrera con la habilidad de invocar llamas, ha crecido e...