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W̶̡̺̺̿i̸̫̦̻̺̊̐̈͝͝n̷̛͔͒̓͂̒̒͘d̴͚̭͈̬̘͉͓̜̟̍̽̈́̌o̴̧̦̙̙͖̙̠̠̪̖͊͌́́͗͘w̴̡̨͚̞̺̤͎͂͊ ̵̱̻͍̬̳̪̊̈́̄͌̀̎̾͊̕̚L̸̫͙̰̝̪̃̃ǫ̵̝͇̘͔̞̣͉̌̾o̶̢͙͚̩͕̺͇̘͋̍͛̈͒̀̀̚̚k̷̪̼͙̗̬̑̐̉̕͝i̵͖̎͗͑̑͌̈̃̔͠n̴̢̞͇͔̘̺̥̹̹̄̍̐́͝ͅg̷̗͗͊̓͛͆͘



— Señor, podría decirme como se siente?  — Agarró su libreta y se sentó en una silla frente al pelinegro quien parecía inquieto y algo inseguro también, no estaba acostumbrado a ir al psicólogo y menos que las personas a veces lo miraran como si fuera el típico loquito de la esquina. — Puede contar conmigo. 

— Yo ... en resumen, siento que a veces me observan .. — Habló en un tono suave pero también bajo, como si le diera pena hablar de eso con alguien más. Aunque lo hubiera hablado con millones de personas sentía que aún más lo observaban y eso lo volvía tanto ansioso como paranoico. Nunca se había sentido así, pero desde hace unos meses se ha sentido demasiado observado. — Cada que estoy solo en mi casa ... desde una pequeña ventana que tengo en la cocina .. siento que alguien me está observando. 

— ¿Podría decirme desde hace cuando se siente así? — Preguntó seriamente el psicólogo, era común, claro, pero no lo era en chicos. Es como si los papeles se hubieran intercambiado, ahora la chica persigue y acosa al chico.

—  ... Desde hace 6 meses .. — Agacho un poco su cabeza y el psicólogo asintió para luego escribir algo en su libreta y hablar.

— Has visto algún tipo de movimiento a tu alrededor? Como .. alguien sospechoso que hace cosas .. un poco raras cuando te ve con alguien. — El pelinegro asintió, tenía un mejor amigo, un albino admirado por todos y todas. Satoru Gojo, el popular de su clase que ha sido siempre su mejor amigo durante 10 años. 

— Bueno, yo ... tengo un mejor amigo que se llama Satoru Gojo. — Los ojos del psicólogo se abrieron un poco de la sorpresa pero logró recomponerse y mantuvo su mirada seria. Recordaba haber tenido un paciente llamado de igual forma, pero por miedo a equivocarse de persona no dijo nada y simplemente asintió.— A veces ... cuando estoy hablando con alguien... él me mira raro, como si estuviera enojado .. y- 

— Celoso? —  Interrumpió de manera inconsciente el psicólogo que en cuanto se dio cuenta rápidamente suspiró y se dio una bofetada mental en la frente.—  Lo siento, puedes seguir.

—  Celoso...? no lo sé, pero a veces me mira como si estuviera enojado... se pone tan serio que ni siquiera me saluda al otro día. Es ... raro , ¿Por qué haría eso...? —  Levantó su mirada al psicólogo serio quien observaba la expresión algo preocupada y confundida de Suguru.  

— ¿Satoru suele ser posesivo y .. serio? — Preguntó. Suguru alzó una ceja y luego miro hacia otro lado con una expresión pensativa. Sinceramente Satoru solía ser posesivo cuando una chica o chico se le acercaba a coquetearle, y eso a veces lo agradecía Suguru. Ya que, a Suguru no le gusta que le anden coqueteando y prefiere estar soltero.

— Umh.... no tan a menudo. Pero cuando alguien me coquetea .. lo es, porque él sabe que no me gusta que me coqueteen. — Ladeó un poco su cabeza y volvió a mirar al psicólogo quien solo asintió y volvió a escribir en su libreta.

— Bien, le recomiendo que sea más observador con las personas a su alrededor y que también si siente algún tipo de observación en su casa... tiene que ser más cuidadoso y cerrar ya sea la puerta o la ventana por donde se siente observado. — Suguru asintió algo vacilante mientras que giraba su mirada a la ventana grande detrás del psicólogo. Había un peliblanco observándolo entre las sombras de la noche, aunque no le tomo importancia y suspiró pensando que solo había sido una de sus alucinaciones. 

— Está bien, lo .. tomare en cuenta. —  Se puso de pie y se dirigió a la puerta sin querer darse la vuelta. Sentía la mirada de ese peliblanco atravesando hasta su alma y eso inquietaba hasta lo más profundo de su ser. Paro frente la puerta y se giró para despedirse del psicólogo quien solo le regaló una pequeña sonrisa dulce, lo cual lo tranquilizó un poco. 

— Adiós..

— Adiós, nos vemos la próxima. 

Dicho eso, salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él, sintiéndose un poco aliviado de no tener que volver ahí. Lo inquietaba demasiado y no entendía porque, pero ahora venía la peor parte. Tenía que ir solo  de noche a su casa luego de ver esa inquietante personita observándolo desde la ventana. Suspiró e intentó tranquilizarse. 

—  Tú puedes, Suguru ... tú puedes..  

Con nervios, fue caminando por el pasillo del hospital alumbrado por las luces tenues en el techo. Ya no se sentía tan observado pero aún seguía demasiado tenso e inquieto, los pasillos eran tan malditamente largos que parecía estar en una película de terror. Suspiró y cuando por fin llegó a la puerta de la salida ... extendió su mano temblorosa a la manija de la puerta y tomó un profundo respiro. Cerró sus ojos y por fin agarró la manija. Abrió la puerta y .... al parecer y por suerte de Suguru, no estaba el peliblanco lo que lo hizo soltar un otro suspiró de alivio.

 Por fin la tensión había liberado su cuerpo, pero ... no del todo.



STΛLKΞR (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora