Pensaba publicar esto mañana pero en fin mejor lo publicó hoy y ya mañana lo corrijo
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El sol brillaba sobre la hermosa playa donde Charles y Carlos estaban a punto de dar el siguiente paso en su relación. El sonido de las olas creaba el ambiente perfecto mientras sus seres queridos se reunían para celebrar ese día tan especial. El pequeño perrito de Charles, vestido con un elegante lazo, caminaba alegremente hacia el altar con una cajita en la boca, dentro de la cual estaban los anillos.
Charles, con una gran sonrisa, tomó la mano de Carlos, ambos vestidos con trajes impecables, mientras intercambiaban miradas cómplices. El aire estaba lleno de amor y felicidad, pero también de una pizca de nerviosismo. Sergio y Max, que habían sido grandes amigos de ambos, estaban a punto de dar el discurso.
—Bueno... —empezó Sergio, con una sonrisa traviesa mientras miraba a los novios—, ¿qué puedo decir de estos dos?
Max tomó el micrófono con una risa. —Oh, hay mucho que decir, créanme.
Sergio asintió con una mirada cómplice hacia Max. —Recuerdo perfectamente cuando estos dos se conocieron. Charles, tímido como siempre, apenas podía hablar cuando Carlos le dirigía la palabra. Pero poco a poco, el chico se fue armando de valor.
Max añadió, con tono divertido: —Y cuando finalmente Charles decidió confesarle sus sentimientos a Carlos... ¡Vaya lío que se armó! Carlos, como buen cabezota, no supo qué hacer y desapareció durante todas las vacaciones.
La audiencia rió al unísono, incluida la pareja de novios, que intercambiaban miradas cómplices. Charles le dio un suave empujón a Carlos, recordándole ese incómodo momento.
—Pero mírenlos ahora —continuó Sergio, con una sonrisa más suave—. No solo superaron todo aquello, sino que han construido algo increíble. Carlos volvió a Ferrari, Franco entró en Williams, Daniel también regresó, y... bueno, lo mejor de todo, ahora tienen a ese pequeño ángel en sus vidas.
La cámara enfocó al pequeño niño de dos años que Charles y Carlos habían adoptado, vestido con un traje diminuto, mirando todo a su alrededor con una expresión de pura curiosidad. Aunque no entendía lo que estaba pasando, su risa inocente llenaba de alegría el ambiente.
Max tomó la palabra de nuevo. —Y si bien Charles y Carlos han decidido retirarse el próximo año, sabemos que seguirán adelante, enfrentando el futuro juntos, siempre como el equipo que son.
Sergio concluyó con una sonrisa radiante. —Así que brindemos por ellos, por los próximos capítulos de su vida, y porque siempre nos regalen más historias como esta. ¡Por los novios!
La multitud estalló en aplausos, y Charles y Carlos se miraron con lágrimas en los ojos, sabiendo que habían llegado hasta allí, juntos. Mientras el perrito se acercaba con los anillos, ambos se miraron y supieron que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro.
Al colocar los anillos en sus dedos, compartieron una sonrisa y, esta vez, fue Carlos quien susurró:
—Te amo, Charles. Y no pienso hacerte esperar nunca más.
Charles, riendo entre lágrimas, respondió: —Te amo, Carlos.
El cura, con una sonrisa cálida, levantó la mano hacia los novios mientras los invitados guardaban silencio, conteniendo la emoción.
—Y ahora, por el poder que me ha sido conferido —dijo con voz clara y solemne—, los declaro oficialmente esposos. Carlos, puedes besar al novio.
Las palabras apenas habían salido de la boca del cura cuando Carlos tomó a Charles por la cintura, acercándolo con firmeza, sus miradas encontrándose en una mezcla de amor, alegría y un toque de nerviosismo. Sin esperar más, Carlos inclinó su cabeza y selló el momento con un beso profundo y lleno de ternura. Los labios de Charles respondieron al instante, como si todo el mundo a su alrededor se desvaneciera, dejándolos solos en su propio universo.
El sonido de la multitud celebrando apenas llegó a sus oídos mientras los invitados rompían en aplausos y gritos de felicidad. El confetti estalló a su alrededor, llenando el aire con pequeños trozos de papel de colores que volaban en todas direcciones, como una lluvia de celebración que coronaba su unión.
Sergio y Max, con risas y abrazos, encabezaban la fiesta, mientras el pequeño hijo de Charles y Carlos aplaudía sin entender completamente la magnitud del momento, pero sonriendo de oreja a oreja.
Cuando finalmente se separaron, aún con los labios entrelazados en una sonrisa, Charles le susurró:
—¿Ves? Todo valió la pena.
Carlos, con una risa suave, acarició la mejilla de su ahora esposo.
—Lo sé. Y te prometo que este beso no será el último.
Ambos rieron suavemente, mientras el confetti seguía cayendo, y sus amigos y seres queridos celebraban el comienzo de su nueva vida juntos.
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Entre vueltas y sentimientos - Charlos
RomanceCharles siempre ha llevado su amor por Carlos en silencio, entre victorias y derrotas, hasta que en su última carrera juntos no puede contener más sus sentimientos. Pero una confesión bajo la presión de la pista no es suficiente para detener la torm...