OMNISCIENTE
Martina y Dana llevaban juntas poco más de un año, pero para ambas parecía mucho más. Su amor había crecido de una manera tranquila y natural, como si el universo las hubiera puesto una al lado de la otra desde siempre.DANA
Había llegado del colegio con un dolor de cabeza insoportable, de esos que no te dejan ni pensar con claridad. Lo primero que hice, fue dejar la mochila en el piso y acostarme en la cama, esperando que el malestar pasara, pero por más que intentaba, no conseguía conciliar el sueño. Martu estaba sentada en una silla, ya se había dado cuenta de mi incomodidad, dejó el celular a un lado y se acercó a ella con preocupación.—¿Te duele mucho, gordita? —me preguntó, acariciándome suavemente el pelo.
Lo unico que pude hacer fue asentir con los ojos cerrados, intentando relajarme.
OMNISCIENTE
Martu no lo pensó dos veces. Sabía que, aunque ella no pudiera quitarle el dolor, su presencia podría calmarla. Se sentó al lado de ella, y cada vez que veía que su novia se removía en la cama, se inclinaba para darle un suave beso en la frente.Pasaban los minutos, y Dana seguía sin poder dormir. Marti se despertaba cada vez que notaba el más mínimo movimiento de incomodidad. A veces, se levantaba de la cama para buscarle una pastilla o un vaso de agua. Otras, simplemente le tomaba la mano, intentando transmitirle algo de tranquilidad.
—No tenes que quedarte despierta por mí, amor, si queres dormí —murmuró Dana en un momento, con la voz apenas audible.
—No importa, quiero estar con vos, y cuidarte—respondió Martina, decidida.
DANA
Las horas avanzaban lentamente, y mi novia a pesar del sueño que empezaba a vencerla, no se movía de al lado mio. Finalmente, después de muchos intentos, el dolor calmó. Lo único que me relajaba era sentir la mano de marti cerca.OMNISCIENTE
La de rulos se quedó sentada, justo al lado de Dana, con la espalda apoyada en la cabecera y la cabeza inclinada hacia un lado.Cuando el reloj marcaba las tres de la mañana, fue Martina la que se quedó dormida, con la cabeza apoyada en la almohada y la mano aún entrelazada con la de su novia. Parecía incómoda, pero en su rostro había una expresión de paz que solo el amor podría explicar. Y fue entonces, con la presencia de Martu a su lado, que Dana, finalmente, también se dejó llevar por el sueño.
Aquella noche, más que el dolor de cabeza, lo que se quedó grabado en la memoria de Dana fue la imagen de su novia, dormida a su lado, dispuesta a sacrificar su propia comodidad solo para que ella pudiera descansar. Fue un pequeño gesto, pero en esa simplicidad estaba la esencia de su amor: siempre estarían la una para la otra, sin importar las circunstancias.
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ONE SHOTS, martina toledo
FanficDONDE yo hago distintos escenarios ficticios con tole