GIULIO RINALDI
La habitación estaba pristina y ordenada, los colores crema predominaban combinados con los colores pastel de los muebles. Libros por todas partes, en las paredes, metidos entre los estantes de los libreros y algunos más acomodados meticulosamente sobre repisas encima de sus camas.
Flores abundaban, adornando las esquinas y el ventanal del cuarto, dándole al de por sí dulce aroma de la habitación un olor de vida que él apreciaba. Una habitación así de ordenada y unas flores así de cuidadas denotaban meticulosidad y orden, paciencia y disciplina. Quizás aprendida, quizás impuesta.
—Elegimos la de Chloe porque es la más ordenada —comentó Ariel.
—Y la más limpia, y la más presentable y habitable...
—Creo que entendió el punto.
Chloe sonrió.
Ariel correspondió su sonrisa.
Giulio no podía creer lo afortunado que era de haber sido contratado por clientas tan hermosas. Él consideraba a todas las mujeres que habían pasado por su cama como seres bellos y dignos de admiración, no había nada que encontrara como defecto en una mujer, ante sus ojos eran la mejor creación de dios, flores dignas de apreciar, complacer y proteger.
Pero estas dos chicas tenían un brillo que por sí solo las destacaba de los demás, si fueran flores tendrían pétalos más coloridos, el resto del jardín palidecería en comparación con el brillar de sus hojas.
—Bueno —Ariel juntó sus manos y las frotó—. ¿Cómo comenzamos?
—Bueno —él sonrió—. En mi experiencia todos mis encuentros empiezan de la misma manera.
—¿Cómo? —inquirió Chloe, su labio inferior nerviosamente atrapado entre sus dientes.
Giulio se golpeteó el labio inferior con el dedo.
—Con un beso.
Ariel se lamió los labios.
Chloe tragó saliva.
Giulio contuvo las ganas de morderse los labios.
Las chicas se comunicaron de nuevo con ese lenguaje a base de miradas que Giulio no había decodificado del todo pero que lograba interpretar.
"¿Quién va primero?".
Ariel dio un paso al frente.
Así parecía ser la dinámica entre las dos. Ariel metía el pie en el agua primero para que Chloe pudiera entrar por completo, Ariel era la chica que entraba primero a una habitación antes para verificar que el camino fuera seguro para su amiga.
Admiró eso, amigos como ella ayudaban a introvertidos como él a salir de su caparazón.
Había desafío en sus ojos, ese "Sí, lo nuevo me da miedo y no, eso no me va a detener".
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EL PR0ST1TUT0 (18+)
RomanceEscort, prostituto, gigolo, caballero de compañía o cualquiera que fuera el sinónimo o denominación que se le diera a su profesión, Giulio Rinaldi portaba el título y lo ejercía con experticia y orgullo. Sus servicios son reconocidos a nivel interna...