Pasaron los dos días siguientes planeando las estrategias para el fin de semana, y el miércoles viajaron a Zandvoort.
Max estaba emocionado. Era su casa, al fin y al cabo. Había acordado con el equipo quedarse en el hotel. No quería estar en casa de sus padres. Prefería quedarse con el equipo, más cerca de Checo.
Esta vez RB solo tenía habitaciones en un hotel. Le habían asignado una habitación en el quinto piso al final del pasillo. Cuando entró, dejó sus cosas en la cama y se sentó para escribirle al pelinegro.
“Hola, precioso ¿Qué habitación te tocó?”
Revisó los otros mensajes que tenía. Claro que su padre le había escrito para que se vieran antes del viernes, pero el rubio ni siquiera le contestó. Dejó su celular a un lado y se puso a desempacar un poco de su ropa. Pasados 10 minutos recibió un mensaje. Rápidamente soltó un pantalón que estaba doblando para meter al closet y cogió su teléfono.
“Hola, Maxie. Estoy en el quinto piso, al lado del ascensor”
Genial, estaba en el mismo piso. Realmente el equipo no tenía problemas con que estuvieran juntos, pero siempre solían separarlos por los procesos o algo así. No estaba seguro. Siempre ponían a los ingenieros y asistentes de Checo en un hotel y a los suyos en otro. Pero como estaban compartiendo hotel, no les había importado separar mucho a los pilotos.
“Estoy al final del pasillo a la derecha, en la 528 ¿Quieres venir?”
Realmente no pretendía nada en ese momento, solo quería estar con él un rato, pero no pasaba nada si no. Siguió organizando su ropa unos minutos hasta que escuchó un toque suave en la puerta. Sonrió embelesado apenas abrió.
El mexicano estaba parado, mirándolo con una sonrisa tímida y envuelto en una chaqueta del equipo. Se notaba que tenía mucho frío. El menor lo jaló del brazo para hacerlo entrar y cerró la puerta rápidamente.
- Te voy a preparar un té. Sé que no estás acostumbrado al clima - dijo Verstappen caminando a la cocina.
- Gracias, mi güerito - dijo el mayor mirando atento las acciones del rubio que ponía a calentar agua.
- Es normal que estés así - comentó divertido volteando a ver al pecoso - Estamos más o menos a 10 grados.
Checo abrió los ojos e hizo un pequeño puchero, envolviéndose aún más en su chaqueta. Max rió y se acercó para rodearlo con sus brazos. Se abrazaron unos minutos mientras el agua hervía. El holandés intentó soltar el abrazo pero el pelinegro no lo permitió. Forcejeó un rato entre risas y logró voltearse haciendo que el mayor lo abrazara por la espalda. Apagó el fuego y tomó una taza. Puso en ella una bolsita de té y le echó el agua caliente. Tomó azúcar y puso dos cucharadas pequeñas en la bebida, porque sabía que así le gustaba el té a Checo. Al ver que ya estaba listo, este por fin lo soltó y cogió la taza con cuidado en sus manos, calentándose con el calor de la bebida. El rubio solo lo miró sonriente.
- ¿Mejor? - preguntó cuando ya el mayor había tomado la mitad.
- Sí. Gracias, mi amor - respondió el pecoso con naturalidad. En cambio a Max se le subieron los nervios y también el rojo de su cara. Rápidamente caminó hacía él y lo abrazó por la espalda. Checo rió - Max ¿En serio te pones así por eso?
- Si, tú me pones demasiado nervioso, y más si me llamas así - dijo avergonzado, escondiendo su cara en el cuello del pelinegro. Él rió aún más.
- Deberías acostumbrarte, porque me encantó llamarte así - el holandés hundió más su cabeza, provocando cosquillas en el mexicano.
Este tomó el último sorbo de su té y dejó la taza en la encimera. Se volteó para quedar frente al rubio, quien se alzó para mirarlo. Checo tomó sus mejillas con suavidad y lo jaló un poco para rozar sus labios con delicadeza. Se dieron un beso tierno y lento.
- ¿Cómo te sientes para el fin de semana? - preguntó el pelinegro abrazando al pálido por el cuello.
- Estoy bien, conozco bien este circuito.
- ¿Ya hablaste con tu papá?
- Agh, no - se quejó el rubio desviando la vista - Me ha estado presionando mucho las últimas carreras. Como si no pudiera hacerlo solo.
- Hey, tranquilo - dijo el pecoso acariciando su mejilla - Ya no eres un niño.
- Con él me siento como si lo fuera - miró hacía el suelo, triste. Checo jugó un poco con su pelo intentando calmarlo - Seguramente va a ir al paddock mañana… Y todos los días siguientes.
- Bueno, si todo sale bien, no habrá ningún problema.
- Voy a ganar, pero es un fastidio a veces - dijo soltando el abrazo y caminando a la habitación.
- Ya no te preocupes, ya lo resolverás - dijo el mexicano caminando tras él y sentándose en la cama. Max hizo lo mismo.
- Sí, ya no hablemos de eso - el rubio se acomodó y se recostó en su regazo. El pecoso acarició su cabello.
Se quedaron en silencio por unos minutos. La mente de Max se fue a las nubes. Se le ocurrió una idea. Conocía muy bien la zona en la que se encontraban y quería hacer algo especial para el pecoso.
El sonido de una notificación en el teléfono del mayor lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada para ver a Checo revisando el mensaje.
- Mm… Me tengo que ir, güerito - dijo frunciendo el ceño sin quitar la vista del celular - Mi ingeniero necesita probar unas cosas con el auto.
El rubio se sentó en la cama para dejar que se levantara, pero en vez de eso el mexicano lo abrazó por el cuello y lo acercó para dejar un suave beso en sus labios que el pálido no dudó en corresponder mientras se formaba una sonrisa en su rostro. El pelinegro se levantó y caminó hacia la puerta con el holandés tras él.
- Háblame más tarde - dijo Max abriendo la puerta para que Sergio saliera. Este le regaló una tierna sonrisa antes de caminar por el pasillo.
El rubio cerró la puerta y se dirigió de nuevo a la habitación. Esperó unos minutos por si su ingeniero lo llamaba también, pero ningún mensaje llegó, así que tomó las llaves del auto y salió del hotel para empezar a preparar la sorpresa que le daría al mayor al día siguiente.
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¿A dónde vamos? // Chestappen
FanfictionMax está enamorado de Checo, pero nunca se lo quiso decir. Sus amigos lo convencerán de confesarle a su compañero de equipo sus sentimientos. ¿Cómo responderá Checo?