Con el peligro inmediato detrás de ellos, el viaje continuó en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Rubí todavía sentía el latido de la adrenalina en su cuerpo, pero a pesar de la aparente calma, su mente no podía dejar de correr en círculos alrededor de lo que había sucedido. Miraba de reojo a Tobirama, quien, a pesar de su herida, mantenía su postura firme, caminando como si nada hubiera pasado. Era frustrante y admirable al mismo tiempo.
Rubí: "Deberías descansar un poco. No vas a sanar si sigues exigiéndote."
Tobirama no respondió de inmediato, pero su mirada se desvió hacia ella por un breve instante.
Tobirama: "Estoy bien. No es una herida grave."
Rubí frunció el ceño, pero decidió no insistir. Sabía que Tobirama era obstinado, y no lograría nada presionándolo ahora. Sin embargo, no podía dejar de preocuparse. La herida no era superficial, y aunque él podía ocultar el dolor, ella sabía que debía estar sufriendo.
Mientras caminaban, el paisaje comenzó a cambiar, con montañas en el horizonte y un bosque espeso extendiéndose a su alrededor. El aire se volvió más fresco, y el sonido del viento entre las ramas ofrecía un alivio momentáneo a la tensión que flotaba en el grupo. Pero no era suficiente para disipar el malestar que Rubí sentía en su pecho.
Tzuyu caminaba un poco detrás, sus ojos tímidamente mirando a Rubí de vez en cuando, pero manteniendo su distancia. La conversación de la noche anterior aún estaba fresca en la mente de ambas, y aunque la tensión entre ellas no había desaparecido por completo, parecía haber una tregua tácita.
Después de unas horas, Tobirama finalmente señaló una pequeña cabaña en el claro del bosque. Tobirama: "Descansaremos aquí esta noche."
Al llegar, Rubí observó la sencilla construcción de madera. No era más que un refugio temporal, pero en ese momento, parecía un oasis. Tobirama se dirigió al interior, seguido por Tzuyu. Rubí se quedó afuera un momento, tomando una bocanada de aire fresco antes de seguirlos.
Dentro, Tobirama se sentó junto al fuego, mientras Tzuyu preparaba algunas hierbas medicinales. Rubí se acercó a él, con los brazos cruzados, observándolo cuidadosamente.
Rubí: "Déjame ver la herida."
Tobirama la miró con una mezcla de curiosidad y resignación, pero finalmente cedió. Se quitó parte de su armadura, revelando una venda improvisada alrededor de su costado. La sangre había empapado el vendaje, pero él seguía actuando como si no fuera nada.
Rubí se arrodilló a su lado, con manos firmes, quitando la venda con cuidado. Al ver la profundidad de la herida, su ceño se frunció más. Rubí: "Esto no es 'nada'. Deberías haberte tratado antes."
Tobirama: "He tenido peores. No es nada que no pueda manejar."
Rubí bufó, molesta por su terquedad, pero se concentró en limpiar la herida. Mientras trabajaba, la tensión entre ellos parecía disminuir. Estar tan cerca de él, cuidándolo, le hizo darse cuenta de lo mucho que le importaba. Pero no lo admitiría tan fácilmente, ni siquiera a sí misma.
Tzuyu se acercó con más vendas y un ungüento medicinal. Rubí la miró brevemente, y aunque aún había desconfianza en sus ojos, aceptó su ayuda. Juntas terminaron de tratar a Tobirama.
Tzuyu: "Deberías descansar, Tobirama. No puedes seguir adelante así."
Él asintió, más por respeto a su trabajo que por su propia convicción. Finalmente, se recostó en el suelo cerca del fuego, cerrando los ojos, pero Rubí sabía que él no dormiría realmente. Siempre estaba alerta, siempre en guardia.
La noche avanzó lentamente. Rubí no pudo evitar notar lo tranquilo que se veía Tobirama cuando finalmente se relajaba, aunque solo fuera por un momento. Se dio cuenta de que, aunque él mostraba una fachada dura, también era alguien que cargaba con un peso inmenso. La responsabilidad, el deber, todo lo que significaba ser un Senju.
Mientras la noche seguía su curso, Rubí se levantó y salió de la cabaña, buscando aire fresco. El bosque a su alrededor estaba en calma, el cielo despejado y lleno de estrellas. Era extraño cómo, a pesar de las tensiones y los peligros, podía encontrar una paz momentánea en la naturaleza.
Tzuyu: "¿No puedes dormir?"
La voz suave de Tzuyu interrumpió sus pensamientos. Rubí la miró de reojo, pero no se movió de su lugar.
Rubí: "No es eso. Solo necesitaba un respiro."
Tzuyu se acercó lentamente, pero mantuvo una distancia respetuosa.
Tzuyu: "Sé que no es fácil para ti tenerme aquí. Lo siento si te he causado problemas."
Rubí no respondió de inmediato. Era difícil poner en palabras lo que sentía. Parte de ella quería enfrentarse a Tzuyu, decirle lo que realmente pensaba, pero otra parte sabía que el problema no era ella. Era el caos de sus propios sentimientos hacia Tobirama.
Rubí: "No es solo por ti. Hay cosas más complicadas en juego."
Tzuyu asintió, comprendiendo sin necesidad de más explicaciones.
Tzuyu: "Aún así, gracias por no atacarme. Sé que podrías haberme destruido en el baño, pero... algo te detuvo."
Rubí finalmente la miró directamente, con una leve sonrisa.
Rubí: "Digamos que aprendí a controlar mi ira, al menos un poco."
Ambas se quedaron en silencio por un momento, cada una perdida en sus propios pensamientos. El bosque susurraba a su alrededor, y las estrellas parecían brillar con más fuerza. Era una paz que las dos necesitaban, aunque fuera temporal.
Tzuyu: "¿Tú... lo amas?"
Rubí se quedó inmóvil, sorprendida por la pregunta. No esperaba que Tzuyu fuera tan directa. Su corazón se aceleró, y por un momento, no supo qué responder. ¿Amaba a Tobirama? La palabra parecía demasiado grande, demasiado compleja para lo que sentía. Pero sabía que, de alguna manera, él significaba más para ella de lo que estaba dispuesta a admitir.
Rubí: "No lo sé."
Tzuyu asintió, aceptando la respuesta. No hubo más preguntas. Ambas permanecieron allí, en silencio, contemplando el cielo estrellado, sin necesidad de más palabras. La noche era joven, pero el camino que tenían por delante aún estaba lleno de incertidumbres.
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RUBI || Tobirama Senju (La continuation)
ФанфикLo voy a intentar no se si sea de su agrado