CAMBIO... ¿Temporal? Les juro que es solo por la ciencia...

24 HORAS - parte 2 ¿Fin?...

Confundido en un sofá...

06:41am

Camilo había estado despierto todo el tiempo. Sintió el suave beso de Alejandro, y aunque su corazón se aceleró, decidió quedarse en silencio. Con una mezcla de sorpresa y curiosidad, tocó sus propios labios, sintiendo aún el rastro de ese gesto inesperado. Sin decir nada, se levantó lentamente y se dirigió al baño, intentando ordenar sus pensamientos mientras se lavaba la cara.

El agua fría no solo lo despejó, sino que también lo ayudó a procesar lo que acababa de pasar. ¿Por qué Alejandro le había dado ese beso? ¿Y por qué él no había hecho nada para detenerlo? Entró a la ducha, dejando que el agua caliente lo relajara, pero su mente seguía llena de preguntas. Entre los recuerdos de la noche anterior y el beso de esa mañana, se sentía más confundido que nunca.

Mientras tanto, en la cocina, Alejandro había terminado de cocinar un delicioso desayuno. Estaba tratando de distraerse, concentrándose en el olor del café recién hecho y en la sensación familiar de estar ocupada en algo rutinario, pero en su mente, no podía dejar de pensar en Camilo. 

07:12am

Cuando Camilo salió de la ducha, con una toalla envuelta alrededor de su cintura, se cruzaron accidentalmente en el pasillo. Alejandro levantó la mirada y se quedó inmóvil. Durante varios segundos, no pudo apartar los ojos del pecho de Camilo, su mirada recorriendo los músculos bien definidos y brillantes por el agua. Sin poder evitarlo, se mordió el labio, atrapada entre la sorpresa y una atracción que no entendía del todo.

Camilo, notando su mirada, le sonrió y se acercó para saludarla, esta vez con un beso en la mejilla. El contacto fue breve, pero suficiente para que Alejandro se sonrojara al instante. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y, sin saber cómo reaccionar, lo miró con los ojos bien abiertos antes de gritarle nerviosa ¡Ponte algo de ropa, Camilo!

Casi sin esperar una respuesta, Alejandro salió corriendo hacia la cocina, sintiendo que las emociones la abrumaban. Por un momento, sus pensamientos se desbordaron: la atracción, la confusión, y esas ganas repentinas de volver a tocar su pecho, de sentir ese contacto que ahora tanto deseaba pero no entendía por qué, haciendo que se sintiera extrañamente nerviosa.

Camilo, por su parte, se quedó en el pasillo, aún con la toalla. Se pasó una mano por el cabello mojado, confundido. "¿Por qué le di un beso en la mejilla?" pensó, sin encontrar una respuesta clara. Ni siquiera sabía qué lo había impulsado a hacerlo. Todo en ese momento parecía estar cargado de una tensión que ninguno de los dos sabía cómo manejar.

07:43am

Después de un rato, los amigos se reunieron nuevamente en la mesa. Esta vez, había tostadas y jugo de naranja, que Alejandro había preparado. El aroma de la comida llenaba el aire, y no tardaron en elogiarlo.

—Esto está increíble —dijo uno de los Camilo, saboreando las tostadas. —En verdad. No sabía que cocinabas tan bien, Ale

Alejandro sonrió, un poco tímida. —Gracias. Mi mamá me enseñó... siempre le ha gustado que ayudara en la cocina.

—¿Y tu papá? —preguntó Camilo de forma casual, pero Alejandro se tensó de inmediato. Bajó la mirada hacia su plato, incómodo.

—No quiero hablar de eso —murmuró Alejandro, con la voz apenas audible. 

Camilo, siempre buscando aligerar el ambiente, intentó bromear, sin pensar mucho en sus palabras. —Estoy seguro de que le daría gusto tener una hija tan bonita como tú jajaja.

Alejandro se quedó helado por un instante. Sus labios temblaron mientras sentía un nudo formarse en su garganta. No pudo evitarlo. Sin decir nada más, se levantó abruptamente de la mesa y salió al patio, las lágrimas cayendo silenciosamente por su rostro.