Ella entra a la oficina de su madrina con un leve descontento por el estado caótico de sus documentos impresos.
- ¿Se puede saber qué provoca tanto estrés en mi pequeña ahijada? - dice, sin apartar la vista de su computadora.
- Pues a ese querido socio tuyo, Navarrete, le agrada caminar mirando su teléfono y, por su culpa, chocamos. ¡Se me cayeron todas las carpetas y ahora están revueltas! - se acerca al escritorio de su madrina, enfocándose en las carpetas. - ¡Agh! - exclamó al golpear su dedo meñique con la pata del escritorio. - ¡Maldita sea! - maldice, sentándose en uno de los asientos frente al escritorio de su madrina.
- Dame esas carpetas - solicita y su ahijada se las pasa. - Tranquila, luego revisamos todo esto - las coloca a un lado. - Ah, ya entiendo por qué tienes la frente roja - reprime una risa.
- ¿Qué? - saca su teléfono, abre la cámara y examina su frente. - ¡Ahs, me dejó la frente colorada! - gira los ojos.
- Tranquila, eso se te quita después - ríe.
- No es gracioso, madrina - lo mira con seriedad. - En fin - suspira. - Vine para entregarte estos documentos sobre el proyecto de Navarrete, solo faltan unas firmas tuyas para que podamos comenzar - se recuesta en su silla, entrelazando las piernas. - Por cierto, ¿qué hacía Navarrete en tu oficina?
- Bien, entonces voy a revisarlos y luego lo analizamos juntas por si acaso - le sonríe. - A-ah, Navarrete, no era nada importante, hija, solo hablamos sobre su proyecto y asociación con nosotros - miente.
- Pero que yo recuerde, eso ya lo discutimos en la reunión que tuvimos hace unos minutos - entrelaza los brazos, resaltando su busto.
- Sí, lo sé, pero quería hablar de algunos puntos en particular con él - sonríe nerviosa. - También quería comentarte sobre tu viaje a México.
- Y sigue con lo mismo - resopla - madrina, ya te dije que no pienso regresar a México. Puedo quedarme en Francia trabajando desde aquí.
- Mira que no corazón - se acomoda en su asiento. - Tengo algunos negocios que resolver en Grecia y quería pedirte que fueras mi representante en este proyecto en México - le dice, seria.
- ¡¿Qué?! - expresa sorprendida. - Bueno, ¿perdió la cabeza o qué, madrina? - le responde, molesta. - Usted sabe mi problema en México, no puedo volver y exponerme en ese país, y mucho menos a mi familia - se preocupa visiblemente.
- Lo sé, hija, y te entiendo - le toma la mano y le ofrece una pequeña caricia. - Pero te prometo que en México ya está todo solucionado - suspira. - Por favor, acepta, eres la única en la que confío para ser mi representante en este proyecto.
- Ella mira sus ojos suplicantes. - Está bien, madrina, acepto - observa cómo una sonrisa se dibuja en el rostro de su madrina. - Pero con una condición.
- Dime, ¿cuál? - pregunta entusiasmada.
- Que llevaré a mi familia y me proporcionarás la mayor seguridad que puedas, ¿quedó claro?
- Sí, hija, y te agradezco de verdad, no me falles.
- ¿Acaso le he fallado alguna vez? - niega con la cabeza.
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𝙀𝙇 𝙅𝙐𝙀𝙂𝙊 𝘿𝙀𝙇 𝘼𝙈𝙊𝙍
Random"No le llames amor a lo que no es tuyo aun sin saber que no es tuyo" - - La Doña - -