22.- Conocer a la familia

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El día de la familia no había salido en absoluto bien, así que una vez que la locura del día de la coronación desapareció, Ben organizó una reunión oficial para presentar a Mal como su novia (otra vez).

—Aún creo que es una mala idea —mencionó Mal sujetando la caja de postres que preparó. Ben la tranquilizó y la fue empujando para que caminara.

—Todo saldrá bien, solo debes ser tú misma.

—Ser yo misma hará que me envíen de regreso a la Isla de los Perdidos —dijo entre dientes. Finalmente la punta de sus tacones chocó contra el primer escalón para llegar a la puerta de entrada.

—¡No! —Ben se rió nervioso —. Me refiero a que seas tu misma de verdad, como el día de la coronación. Valiente y sincera. Mi mamá aprecia la sensibilidad y la verdad, mi papá admira la valentía y la fuerza. Tú eres todo eso.

—Actitudes valiosas sin duda, pero no creo que las aprecien de una villana —Ben tuvo que cargarla para que no huyera después de sacar las llaves y abrir.

—Lo apreciarán de la heroína de Auradon —dijo y entraron al recibidor —. Ya llegamos —les gritó a sus padres. Lumiere bajo corriendo las escaleras casi tropezando con sus propios pies.

—¡Oh, amo, sus padres lo esperan en el comedor! —anunció limpiando el sudor de su frente, sonriendo forzadamente.

—Genial —Ben jaló a Mal de la mano y la obligó a entrar en el comedor. La Bella y la Bestia estaban sentados conversando en voz baja cuando vieron a Ben entrar. Se levantaron y saludaron cortésmente. Hubo un corto silencio incómodo que se sintió como una eternidad hasta que Ben habló —. Nadie va decir nada, bien, yo inicio —murmuró dando un aplauso —. Mamá, papá, ella es Mal, mi novia, viene de la Isla de los Perdidos.

—Eso ya lo sabíamos —gruñó Adam entredientes. Bella le dio un codazo —. Digo, sí, un placer —se corrigió mostrando vergüenza.

Mal los saludo del modo más educado que pudo. De nuevo hubo silencio incomodo y Ben suspiró.

—Será más difícil de lo que pensé —se quejó —. ¡Ah, sí! —Ben le señaló la caja de postres a Mal y ella lo entendió. Extendió los brazos y Bella los recibió extrañada, no se parecían a ningún postre de las tiendas que conocía —. Mal les trajo unos postres, para después de comer.

—Claro, gracias —aceptó Bella poniendo los postres en la mesa —. Comer, sí, deberíamos comer para bajar la tensión.

—Siempre tienes buenas ideas, amor —le dijo Adam llamando a la Señora Potts para que coloque la mesa apropiadamente. En unos minutos los platos estaban servidos y las copas llenas. Bella le hizo señas a Adam para que dijera algo, pero ¿qué iba a decir? —. Ah... Mal, Ben nos habló de que sabes pintar —se giró a Bella para que lo ayudara, pero ella solo le dijo que siguiera adelante —. ¿Cómo te va con eso? Yo en veinte años no he sabido dibujar ni una manzana.

—Requiere mucha práctica, mucho tiempo libre —respondió ella y luego pensó que eso la hacía ver como una holgazana y sí, en la isla podía darse ese lujo, pero en Auradon tenía que parecer que se esforzaba todo el tiempo —. Aunque la mayor parte es estudio, hacer cubos y esferas, el arte tradicional no es muy habitual, nos dedicamos más a... —se quedó callada, los grafitis de "VIVA EL MAL" tampoco eran adecuados —. A... Los murales, nos gusta hacer murales. Sí... —dijo para salvarse. Casi se le escapa una risa malvada al pensar en el mural de Maléfica que pintó sobre el restaurante de mariscos de Úrsula.

—Es... Bueno saber que en la Isla de los Perdidos se promueve el arte también, ¿verdad? —preguntó Bella. Mal le dijo que sí, si le podrías considerar arte a los murales en territorios enemigos para reafirmar tu dominancia sobre ellos.

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⏰ Última actualización: 21 hours ago ⏰

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