One Shots [F1]

that's life [c.s]

*PRIMERA PARTE DEL ESPECIAL DE HALLOWEEN/DÍA DE MUERTOS* 

Descripción: Donde Carlos Sainz hace el trato de su vida. 

Advertencia: No sé si sea como tal una advertencia, pero esto es algo de terror, y sin dar muchos spoilers, si eres religiosa así demasiado, chance no te agrada. 

A mi me vale verga porque como buen cría católica, tengo traumas religiosos. Nacer católico, es nacer con culpa. 

Nota de la autora: Además, de que está canción es tan Carlos Sainz Coded. 

Número de palabras: 5,760

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I've been a puppet, a pauper, a pirate, a poet

A pawn and a king

I've been up and down and over and out

And I know one thing

Each time I find myself

Flat on my face

I pick myself up and get

Back in the race

¿Qué es peor? ¿Enterarte que el siguiente año no tendrás trabajo 5 minutos antes de que el anuncio saliera a la luz o ver que todo mundo prefería a tu reemplazo y tener que fingir que no te importa?

A Carlos Sainz le hubiera gustado poder tener la respuesta, pero en ese momento, sólo tenía un vaso de licor más fuerte que pudo encontrar.

Durante toda la mañana se la había pasado hablando con la prensa asegurándoles que él ya sabía la noticia de que Lewis Hamilton ocuparía su lugar en la temporada de 2025 y que estaba feliz por él, que eran cosas que pasaba y ahora se concentraría en terminar la temporada de 2024 con un buen resultado para él y el equipo, pero no era así.

Él se había enterado minutos antes y todo porque Ferrari había negociado con el siete veces campeón a sus espaldas y la única razón por la cual le dijeron fue porque recibieron la noticia de que el anuncio se filtraría.

Carlos repasaba todas las decisiones que había tomado para llegar a donde estaba y trataba de averiguar qué era lo que había hecho mal cómo si de algo le sirviera. Negando energéticamente se terminó su trago de un solo golpe sintiendo como poco a poco dejaba de sentir ese ardor que el alcohol provocaba y podía pasarlo como si de agua se tratara.

—¡Hey! Otro. Doble. Por favor.

El madrileño llamó la atención del bartender que atendía a una pareja y al ver que asintió a su dirección desde lejos, dejó el vaso esperando.

Eran cerca de las dos de la mañana, había salido de su casa tarde, con una sudadera y una gorra esperando que nadie lo reconociera, pero se había terminado su única botella de alcohol en su casa y estaba harto, necesitaba más, necesitaba cualquier cosa que le hicieran borrar de su mente ese horrible sentimiento de rechazo y las ganas de vomitar.

Un nuevo vaso se puso frente a él y como si fuera un movimiento automático, lo tomó.

—Deja la botella —Carlos pidió y el bartender obedeció.

Iba por la mitad cuando sintió la mano de alguien colocarse sobre su hombre, con lo mucho que amaba que lo tocaran. Sin que aquella persona lo viera, rodó los ojos y le advirtió que se alejara.

—No quiero problemas.

Era cierto, solo quería beber en paz y si hubiera tenido más alcohol en su departamento, se hubiera quedado, pero no fue así porque de verdad la vida lo odiaba.