Forzada a nacer +21 Historia original

Tú maldición y mi bendición

⚔︎ℐ𝓃𝒾𝒸𝒾ℴ➶︎

La diosa Larais estaba buscando al dios Fearwars para darle la noticia de su embarazo; sin embargo, no lo encontró en su nuevo templo, así que fue a su otro templo.

—¿Dónde estás? —La joven Larais susurró al viento, desesperada por encontrar respuestas en un paisaje desolado

Su camino la condujo a las ruinas del viejo templo de Fearwars,

un recinto sagrado que una vez resonó con oraciones de adoración. Ahora, los pilares estaban destrozados y la hierba crecía entre las piedras

A medida que avanzaba que ella avanzaba, el aire se volvía cada vez más denso El sonido de unas ramas quebrándose detrás,

de ella la sobresaltó, con la adrenalina corriendo por sus venas, lista para enfrentar lo que fuera. De la penumbra emergió una figura rara y negra, envuelta en tela negra y con el rostro oculto.

Larais retrocedió lentamente, protegiendo con las manos la criatura que crecía en su interior.

—¿Qué quieres de mí?

La figura no respondió, solo se acercó con pasos cautelosos, lo que la puso aún más en alerta a la diosa. Sus ojos se adaptaron a la oscuridad y pudo ver que la figura no era humana, sino un ser etéreo, un vago contorno de luz y sombra que se movía con una gracia sobrenatural.

—¿Eres tú, Fearwars? —La joven tembló al pronunciar su nombre, la emoción aplastando su frágil corazón.

La figura se detuvo, inmóvil, a la expectativa.

—¿Que....? —susurró la figura, su tono inseguro rompiendo el silencio.

Sus ojos, dos agujeros negros en la tela que le cubría el rostro, la examinaron de pies a cabeza. La tensión era palpable,

y el único sonido que rompía el silencio era el corazón de Larais latiendo descontrolado. Finalmente, el dios se acercó y la tomó suavemente de la muñeca.

—¿Larais? —susurró Fearwars.

—Fearwars —Larais exhaló su nombre, como un suspiro de alivio.

—Larais, —su tono era frío y dulce como el veneno que uno está dispuesto a beber—, ¿qué te trae a este lugar tan sombrío?

—Te estaba buscando, no sabía dónde estabas —respondió con voz temblorosa.

Fearwars la llevó hasta el interior de una caverna, una antigua estructura subterránea. Larais lo siguió con cautela. La habitación se iluminaba por la luz de las llamas azules que emanaba una piedra en el centro.

—Permíteme mostrarte el camino —le dijo él, mientras la guiaba a una silla de piedra.

—¿Dónde estabas, Fearwars? ¿Qué está pasando? —preguntó Larais, con voz débil y apenas audible.

—Es demasiado complicado para alguien tan irritante como tú, ¿sabes?

—¿Qué....?

Fearwars extendió una mano para tocar suavemente la mejilla de la diosa. Una delicadeza que sólo sería momentaria

—Ya no te importa, ¿cierto? Eres libre de irte, no te necesito.

—Pero fearwars tú me dejaste por eso vine a buscarte para decirte que estoy embarazada

—Estoy harto de ti, Larais. Quiero que te marches ahora, o te obligaré a hacerlo.

La joven diosa estaba tan sorprendida que no sabía qué decir.