Pandora era tan bella pero peligrosa hasta para los guerreros Omaticaya, por las criaturas que ahí habítan, capaces de acabar con cualquier na'vi.
Entre el bosque de Pandora se podía escuchar un llanto resonar por el amplio lugar, enfrente de un árbol se encontraba una bebé acostad entre las hojas esparcidas que calleron de los árboles.
Una silueta alta y esbelta se acercaba entre los árboles con sigilo, evitando hacer ruido mientras caminaba hacia la pequeña bebé, la cual al notar su presencia paro su llanto y la miro con curiosidad, después de ser levantado por aquella mujer.
La mujer de apariencia mayor, miraba al bebé con detenimiento y la examinaba asegurandose de que estuviera sano, percatándose de una cosa.
-Una hembra, una 𝒎𝒆𝒔𝒕𝒊𝒛𝒂- Dijo la mujer con impresión al mirar los ojos azules de la bebé, era imposible que un Omaticaya tuviera los ojos de ese color a menos de ser mestizo.
Miraba a la bebé con detenimiento pensando en un nombre apropiado para aquella criatura.
-𝑳𝒆𝒊'𝒘𝒂-Susurro la mujer mirando a la bebé que se encontraba feliz al estar en sus brazos.
La mujer decidió llevarse a la bebé con ella de regreso a la aldea, sin saber que le depararia el futuro a aquella bebé, pero presentía que sería bueno.
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