Extra: Visita

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Habían pasado meses desde que Minho se trasladó temporalmente a Australia para encargarse de la nueva sede de su empresa. Aunque las videollamadas diarias con Jisung lo mantenían motivado, la distancia comenzaba a pesarle. A veces, las llamadas se prolongaban hasta la madrugada, y el solo escuchar la risa del castaño al otro lado de la pantalla le hacía soportar el cansancio de estar lejos de él.

Una mañana, sumido en la rutina de la oficina, Minho estaba en una reunión cuando su teléfono vibró en el bolsillo de su saco. Era un mensaje de Jisung:

“Oye, ¿tienes tiempo para una sorpresa?”

El azabache sonrió, imaginando que se trataba de otra de las bromas de Han, pero no alcanzó a responder antes de que su secretaria llamara a la puerta.

__Señor Lee, tiene una visita… especial en la recepción.

Él frunció el ceño, algo extrañado. No esperaba a nadie. Sin embargo, intrigado, pidió una pausa en la reunión y se dirigió hacia la entrada principal.

Y al llegar al vestíbulo, lo que vio lo dejó completamente sin palabras.

Allí estaba su Jisung, con una sonrisa traviesa, acompañado por un niño pequeño que lo miraba con los mismos ojos que alguna vez le habían robado el corazón. Minho parpadeó, aturdido, mientras intentaba procesar lo que veía.

__¡Sorpresa! __exclamo, alzando la mano en un saludo despreocupado__. Te dije que iba a darte una sorpresa.

El mayor se quedó quieto, aún en shock, mientras miraba al niño que, ahora, sonreía tímidamente, escondiéndose tras el castaño. Minho sintió una emoción indescriptible recorrerlo al darse cuenta de que su familia estaba ahí, de pie frente a él, después de tanto tiempo.

__Papá… __murmuró el niño, con esa vocecita que Lee había escuchado solo por videollamadas.

Sonrió, finalmente reaccionando, y se inclinó para recibir al pequeño en sus brazos. Lo alzó con una ternura que no sabía que podía tener y le dio un beso en la frente.

__No… no puedo creer que estén aquí __murmuró, sin apartar la mirada del niño__. Esto es… increíble.

Mientras el niño se acurrucaba en sus brazos, Jisung lo miraba con una sonrisa amplia.

__Quería darte una sorpresa. Sé que te has sentido solo aquí y… __se encogió de hombros__, pensé que debíamos traerte un pedazo de casa.

El azabache los guió hacia su oficina, sin preocuparse por la reunión. En el camino, apenas podía dejar de mirar a su hijo, asimilando la realidad de tenerlos allí. Dentro de su despacho, el niño empezó a curiosear por cada rincón, tocando todo lo que le parecía interesante, mientras Han se dejaba caer en la silla del mayor, como si estuviera en su propio hogar.

Minho se acercó a Jisung, incapaz de ocultar su sonrisa.

__¿Sabes cuánto te extrañé? __susurró, inclinándose para besarle la frente__. No puedo creer que hayan venido en serio.

__Bueno, tenía que recordarte lo que te estás perdiendo __respondió, riendo suavemente.

El pequeño, con una energía inagotable, de pronto se acercó a ellos, mostrando con orgullo un dibujo que había hecho en el avión. En el papel, había una casa y tres figuras de colores brillantes.

__Es nuestra familia, papá __dijo, con una sonrisa radiante.

Minho lo miró, emocionado, sintiendo el peso de esos meses de distancia desvanecerse con solo verlos a ambos.

__Es perfecto __murmuró, tomando al castaño de la mano y sin poder ocultar una mirada de amor y gratitud por la familia que habían formado juntos.

Los llevó a un rincón más cómodo de su oficina, donde había un par de sillones amplios y una mesita. Han se sentó junto a él, mientras su hijo seguía explorando con curiosidad el espacio.

__Así que, ¿cuánto tiempo se quedan? __preguntó, entrelazando su mano con la de Jisung y mirándolo con ojos llenos de amor.

El menor le lanzó una sonrisa traviesa antes de responder __Bueno, pensamos quedarnos hasta que tú decidas que ya es momento de volver. No tienes idea de cuántas noches te mencionó nuestro pequeño en la cena.

Minho suspiró, sintiéndose aliviado al saber que finalmente podía estar con ellos sin tener que esperar la próxima videollamada.

__No puedo dejar de mirarlos __dijo suavemente, apretando la mano del contrario y mirando a su hijo, que ahora había encontrado un bolígrafo y estaba escribiendo garabatos en una libreta de notas que encontró en el escritorio.

Lee, los observaba, memorizando cada detalle, cada expresión. La pequeña voz de su hijo al hablar y la risa de Han parecían llenar cada rincón de la oficina.

Finalmente, cuando su hijo se cansó de explorar, se acurrucó en su regazo, cerrando los ojos. El azabache sintió su corazón derretirse, incapaz de creer que este momento era real. Se inclinó y le susurró:

__Gracias por traerme a casa hasta aquí.

Jisung le devolvió una mirada tierna, acariciándole la mejilla.



ENEMIES (Libro1- Minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora