El Gran Baile (Parte 1 de 2)

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En un rincón perdido de la galaxia, en una misión que pocos hubieran imaginado, dos almas tan diferentes como las estrellas y el mar se encontraron en un encuentro inesperado. Rocket Raccoon, un guerrero sarcástico y malhumorado de pocas pulgas, y el Gato con Botas, un aventurero astuto y galante con un corazón lleno de secretos, cruzaron caminos por un giro del destino que cambiaría sus vidas.

Todo comenzó cuando Rocket, junto a los Guardianes de la Galaxia, recibió una misión especial para encontrar un raro mineral en un planeta del sistema Xarathia. Lo que no sabía era que ese planeta también albergaba a un felino de capa y espada, que había llegado desde otra dimensión a través de un portal místico que abrió accidentalmente mientras buscaba el oro de un tesoro legendario. Rocket, siendo el cazador de fortunas que era, no podía resistirse a la idea de una recompensa jugosa y aceptó sin dudar.

Cuando el Gato con Botas apareció en medio de una jungla frondosa, él, confundido y desorientado, no tuvo tiempo de adaptarse antes de que Rocket cayera desde los árboles, armas en mano, con un gruñido: "¡Tú! ¿Quién diablos eres y qué haces en mi planeta?".

El Gato, con una mezcla de curiosidad y desafío, desenfundó su espada, levantó una ceja, y dijo con voz seductora: "Soy el Gato con Botas. Tal vez hayas oído de mí, aunque debo decir que esta galaxia no es la que estoy acostumbrado a recorrer".

Los dos, tan orgullosos y desconfiados como se pudiera imaginar, comenzaron con miradas de sospecha, pero muy pronto, uno de esos monstruos nativos de Xarathia apareció, obligándolos a luchar juntos. Rocket, con su destreza y armamento, y el Gato, con su gracia y destreza, se convirtieron en una sinfonía de movimientos. Al final, el Gato miró a Rocket con admiración genuina.
"Tienes un espíritu guerrero en ti, pequeño amigo", dijo. Rocket resopló, aunque no pudo evitar sentirse halagado.

Tras la batalla, el Gato y Rocket decidieron aliarse temporalmente para encontrar la salida de ese planeta, ambos convencidos de que podrían usar al otro para sus propios intereses. Sin embargo, mientras avanzaban, el Gato comenzó a ver más allá de la coraza de Rocket, descubriendo a un ser que, bajo su exterior duro, ocultaba un profundo miedo a perder a aquellos a quienes amaba. Rocket, por su parte, se sintió fascinado por la manera en que el Gato ocultaba su soledad tras una fachada de bravura y galantería.

En una noche especialmente clara, se sentaron juntos en una colina, contemplando las estrellas. El Gato, en un impulso, comenzó a relatarle a Rocket sus aventuras, sus amores y desamores. Rocket, que no era muy dado a hablar de sí mismo, se sorprendió abriendo su corazón poco a poco. Hablaron de sus miedos, de sus fracasos y de lo que anhelaban. Y sin darse cuenta, se encontraron acercándose, buscando consuelo en la cercanía del otro.

Pasaron semanas juntos en ese planeta, y el vínculo entre ellos se fortaleció cada día. El Gato, que al principio solo pensaba en volver a su mundo, ahora se sentía dividido; Rocket, que nunca había permitido que alguien rompiera sus barreras, ahora tenía una debilidad. Fue una noche cuando el Gato, susurrando, le confesó: "Rocket... si alguna vez salimos de aquí, ven conmigo a mi mundo. Tú y yo podríamos enfrentar cualquier cosa juntos". Rocket no respondió de inmediato, pero su silencio no era de rechazo. Él sabía que el Gato le ofrecía algo que nadie le había dado: un hogar.

Finalmente, lograron arreglar una nave y, justo antes de partir, Rocket hizo una última parada en esa colina donde tantas noches compartieron. El Gato, con una sonrisa triste, miró el horizonte mientras Rocket cargaba combustible en la nave. Cuando llegó el momento de la despedida, el Gato extendió la mano con suavidad y tomó la zarpa de Rocket. "No sé cuándo nos volveremos a ver, Rocket, pero sé que nuestras estrellas se cruzarán de nuevo".

Rocket, sin embargo, dio un paso adelante y, sin palabras, apoyó su frente contra la del Gato. Y entonces, con una mezcla de dolor y esperanza, se despidieron. Rocket partió hacia las estrellas, y el Gato, a su propio mundo. Pero cada vez que miraban al cielo, ambos sabían que sus corazones seguirían viajando juntos, a través del tiempo y del espacio.

El Gran Baile(Rocket R. x Puss in Boots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora