Llegué a mi casa, tirando la mochila en el sofá más cercano, todavía con el enojo a flor de piel. Mi tía y mi hermana me miraron con sorpresa.—Sarah Diane, ¿qué te sucede?
Mi hermana frunció el ceño, confundida, mientras yo caminaba de lado a lado, tocándome el cabello con impaciencia. Ni siquiera pude mirarlas directamente; el enojo me había acompañado todo el camino a casa.
—No me pasa nada —repliqué, aunque era obvio que sí— Solo estoy enojada.
—Sí, pero parece como si tuvieras quinientos demonios encima —bromeó mi tía, aunque su mirada también mostraba cierta preocupación.
Suspiré, tratando de calmarme, y finalmente logré tomar asiento junto a Madeleine, que me miraba con una mezcla de inquietud y curiosidad.
—¿Qué pasó? ¿Peleaste con alguien? —insistió.
—No, simplemente me tocará hacer un trabajo con el maravilloso, inigualable y exitoso Andrew Colins —respondí con un sarcasmo ácido.
—¿Y qué tiene de malo? —preguntó mi tía mientras nos servía el almuerzo a Madeleine y a mí.
—Que me cae mal.
Mi hermana rodó los ojos con una sonrisa burlona. —Di, ni siquiera lo conoces bien.
—Y ni quiero hacerlo.
Empecé a comer junto a Madeleine, mientras veíamos Gossip Girl, nuestra serie habitual, aunque a veces cambiábamos a Modern Family, una de las series favoritas de mis amigas Sam y Lizzie. No se los mencionaba a menudo, pero ver la serie siempre me hacía pensar en ellas.
Más tarde, subí a mi habitación y me puse cómoda. Agarré el celular y los audífonos, dejando la tarea de historia a un lado, mientras hacía las demás actividades y sumergiéndome en mi playlist favorita. Apenas sonaron los primeros acordes de "About a Girl" de Nirvana, sentí una vibración en el celular. Fruncí el ceño al ver un mensaje de un número desconocido.
"Hola, Diane, soy Andrew."
—Genial —murmuré, rodando los ojos. ¿Ahora quién le había dado mi número? Respondí por cortesía: "Hola, Andrew. ¿Quién te dio mi número?"
Unos minutos después, llegó su respuesta: "Elizabeth me lo pasó."
Oh, bueno, ¿con que así no? Luego le contesté: "Supongo que me hablaste por lo de la tarea, ¿No?"
Respondió al segundo con un pequeño y retundo: "Sí."
"¿Qué quieres hablar?" escribí, tratando de sonar indiferente, aunque estaba un poco nerviosa.
La respuesta llegó rápidamente, como si estuviera esperando mi mensaje con ansias. "Quería hablar sobre el trabajo que tenemos que hacer. ¿Podemos juntarnos ahorita?"
Le respondí: "Claro, deja, le aviso a mi tía"
...
—¿No era que te caía mal?
—Pero tía, es un trabajo importante y es para la otra semana. Además tu sabes que para el estudio, soy muy aplicada. Y la casa de él, esta a dos calles de la nuestra.
Mi tía se veía pensante, así que decidí no presionarla más, para que me diera la respuesta.
—Bien, pero no vengas tan noche, ¿De acuerdo?