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Dan's

Tras votar a todos los Jaekyung de la habitación, los seis empezaron a platicar sobre diversas cosas, riendo y bromeando como se habían acostumbrado.

Al ya pasar varias horas con diferentes platicas, aquel tema de conversación que siempre tocaban había vuelto a ser el principal.

—Jaekyung es lindo, pero a la vez un completo idiota —dijo el empresario, quien estaba acostado boca abajo en la cama, muy cerca del borde para apreciarlos a todos.

—Dilo por ti, el mío no es para nada lindo —respondió él, recordando las actitudes toscas de su azabache.

—El mío es raro, pero encantador al mismo tiempo —dijo el sicario, quien parecía estar sumergido en los recuerdos que tenía con su Jaekyung.

—En mi caso, ambos somos ingenuos en el ámbito del amor, pero él es muy atento conmigo —murmuró el estudiante, pareciendo perdidamente enamorado.

—El mío parece estar únicamente interesado en el sexo —dijo el voleibolista, luciendo triste ante tal comentario.

—Mi Jaekyung apenas y me ve como un amigo —hablo el actor, utilizando el mismo tono desanimado.

Ante los tres comentarios negativos, el empresario se levantó rápidamente de la cama, quedando de pie en el centro del círculo formado por los demás.

—Okay, okay, aquí hay un serio problema con sus situaciones —habló con molestia—. No es posible que no puedan progresar.

Tras ese comentario, él junto al actor se quedaron callados, mientras que el voleibolista fruncía el ceño ante las dichosas palabras.

—¿Y que se supone que hagamos? —respondió con un tono bastante tosco—. Tú y los demás tuvieron, o mejor dicho, tienen la suerte de que sus Jaekyung sean considerados, pero no es lo mismo con nosotros —continuó, dejando apreciar el enfado y dolor que eso le provocaba— ¡Nosotros no deseamos que la situación sea así!

—¿Siquiera has intentado hablar con ellos sobre lo que sienten? —preguntó, pareciendo aún más irritado ante la respuesta que había recibido.

—¿Has pensado en que ninguno actúa igual? —contraatacó—. Te lo repito nuevamente, ninguno de nosotros desea que ellos actúen así, pero tampoco podemos cambiarlo.

La tensión creció entre ambos, mientras que los demás eran espectadores del "show" presente. En un momento donde todo parecía un detonante, el mayor de todos decidió poner fin a aquel dilema.

—Basta —dijo firmemente el sicario, levantándose y quedando justo al lado del empresario.

Esa simple palabra hizo una notoria diferencia, pues las expresiones duras se habían relajado, aunque fuera muy poco.

—Él tiene razón —dijo con la vista fija en el empresario—. Sus Jaekyung no son iguales a los nuestros.

Una mueca de disgusto se hizo presente en el rostro contrario, pareciendo que deseaba objetar y argumentar a su favor. Sin embargo, aquel chico se quedó en silencio.

—Pero si tienes la oportunidad de cambiar, entonces puedes escuchar algunos consejos de su parte —prosiguió, mirando en esta ocasión al voleibolista.

Tras aquel "regaño", ambos se observaron a los ojos, demostrando el arrepentimiento que sentían por sus acciones pasadas.

—Lo siento —dijeron al unisono.

Una leve risa salió de sus labios, para después estrecharse la mano y dejar atrás aquel dilema.

—Bien ¿Les parece si les doy algunos consejos? —preguntó con sutileza el empresario, quien tenía una ligera sonrisa en sus labios.

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