Se supone que sería una reunión normal de pilares. El maestro hablaría, todos entregarían sus reportes, discutirían temas importantes y, muy probablemente, al final algunos terminarían peleando. Ya saben, lo de siempre.
Todos creían que sería así de sencillo.
Y por pensarlo, ahora mismo todos se sentían los idiotas número uno del mundo.
Desde el inicio debieron haberse dado cuenta de que algo cambiaría ese día. Después de todo, aunque Tomioka nunca llegaba temprano a las reuniones, tampoco era de los que llegaban tarde.
El pelinegro solía hacerse presente unos minutos antes de que la reunión comenzara. Su ausencia debió ser suficiente aviso de que algo no estaba del todo bien.
—Ese idiota, solo porque se cree mejor que nosotros piensa que tiene derecho a llegar a la hora que se le antoje —escupió Sanemi con veneno.
—Oyakata-sama está por llegar, y esa cara de rata ni siquiera se digna a aparecer.
—Iguro-san, eso no es nada amable de decir —lo regañó suavemente la pilar del amor—. ¿Y si le pasó algo grave? —agregó con preocupación.
—No lo creo. Si hubiese muerto, nuestros cuervos nos lo habrían informado de inmediato. No es nada extravagante de Tomioka llegar tarde.
—¡Estoy seguro de que está bien, seguramente solo se retrasó un poco! —intervino Rengoku, siempre optimista.
—Amigo, no te lo tomes a mal, pero... ¿no deberías estar descansando aún?
—No te preocupes, Uzui-san. Rengoku-san está lo suficientemente bien para asistir a esta reunión. Aunque, cuando termine, debe regresar conmigo para seguir con su recuperación —respondió Kocho en lugar del pilar de la llama—. Y hablando de Tomioka-san, la última vez que lo vi fue hace unos días, cuando fue a la finca Mariposa para ver a Kamado-kun y sus amigos. Poco después, ellos se fueron con él; supongo que a su finca.
Uzui estaba a punto de hacer otro comentario cuando el sonido de las puertas corredizas lo hizo guardar silencio.
—El patrón de la mansión ha regresado —anunciaron las hijas mayores del maestro.
Todos los pilares se arrodillaron frente al maestro, quien, con ayuda de sus hijas, tomó su lugar habitual.
—Buenos días, mis queridos hijos. Les agradezco su presencia en esta reunión. Qué gusto encontrarnos de nuevo —saludó con una sonrisa.
—Estamos honrados de estar frente a usted, patrón. Veo que su salud está bien; rezo todos los días para que siga así —dijo la pelirosa con una sonrisa.
—Gracias, Mitsuri.
—Disculpe que lo interrumpa, maestro, pero Tomioka-san aún no llega, y creo que hablo por todos cuando digo que es algo inusual. ¿Sabe usted acaso dónde se encuentra?
—Puedes estar tranquila, Shinobu. Giyuu se encuentra bien. En un momento hablaré sobre su ausencia, pero antes tengo un anuncio que hacer y alguien a quien presentarles.
Los pilares se miraron entre sí, confundidos. ¿De qué anuncio se trataba? ¿Y a quién tendrían que conocer?
—Adelante, hijo mío.
Por las puertas por donde el maestro había entrado, apareció un joven alfa de cabello color melocotón. Llevaba el uniforme tradicional del cuerpo de cazadores, un haori blanco y unos calentadores con patrones geométricos de color verde y amarillo, que, por alguna razón, les resultaban muy familiares a todos. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la máscara de zorro blanca que cubría el rostro del desconocido.
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El secreto del agua || SabiGiyuu - Omegaverse
FanfictionSe esperaba que fuera una reunión ordinaria de pilares. El maestro hablaría, todos entregarían sus reportes, discutirían temas importantes y, muy probablemente, al final algunos terminarían peleando. Ya saben, lo de siempre en una reunión de pilares...