La finca del agua

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『Un año después』

—Bueno, veamos el lado positivo de todo esto. Al menos podremos tener un poco de tiempo libre para variar —comentó Uzui mientras se estiraba y salía de la finca del maestro, seguido por los demás pilares.

—¿Tiempo libre? ¡Tenemos que descubrir cómo obtener esa maldita marca! —gruñó Sanemi, claramente molesto.

—Que Kami nos ilumine y permita desbloquear la marca para erradicar a Muzan —dijo Himejima con calma, seguido de un susurro de oración.

—No me malinterpreten, pero yo solo me limitaré a entrenar a los cazadores —respondió Uzui, con un tono inusualmente serio—. Ya rompí la promesa que le hice a mis esposas de retirarnos después de derrotar a una Luna Superior. No puedo hacer algo que, a mi edad, es prácticamente un suicidio. No podría hacerles eso, no a ellas.

Un silencio incómodo se apoderó del grupo.

—No te sientas mal por pensar eso, Uzui-san —dijo Sabito, rompiendo la tensión—. Yo pienso lo mismo. Entrenaré a los cazadores, y si logro obtener la marca, que así sea, será porque el destino así lo quiso, no porque yo lo busque.

—Ambos son unos cobardes y egoístas —dijo Obanai con severidad.

—Si no están dispuestos a sacrificar sus vidas, deberían retirarse del cuerpo; no nos sirven así —agregó Sanemi, enfurecido.

Uzui estuvo a punto de gritar e incluso recurrir a los golpes, pero Sabito se adelantó.

—Sacrificaría mi vida sin dudarlo. Sé en lo que me metí cuando me convertí en cazador y, luego, en pilar —dijo con frialdad—. Daría mi vida por el patrón y por liberar al mundo de los demonios. Si dejar de respirar significara que ganaríamos, lo haría sin vacilar.

La determinación en sus palabras dejó a todos en silencio.

—Pero no lo haré. No porque sea cobarde. Un hombre no puede titubear en batalla. Mis razones son otras. Mi vida ya no es solo mía; al igual que Uzui, tengo un lazo. La muerte de una pareja enlazada afecta gravemente a la otra. No podría hacerle eso a mi omega, no cuando ya ha sufrido demasiado por mi ausencia y por su pasado. Si yo muero, mi pareja moriría conmigo. Así que, disculpen si esto les parece egoísta, pero ¿de qué sirve liberar al mundo de los demonios si mi familia no podrá disfrutarlo? Morir en combate es una cosa, pero buscar la muerte o reducir mis años de vida es otra muy distinta.

Obanai apartó la mirada, molesto, mientras Sanemi apretaba los puños con enojo.

—Si no conoces la situación de los demás, no te atrevas a criticarlos ni a juzgarlos. No sabes lo que hay detrás de cada decisión.

Por alguna razón, estas últimas palabras enviaron un escalofrío a todos, especialmente a Obanai, Sanemi y Shinobu. El silencio se hizo más denso, y la tensión era palpable.

—Chi... chicos —intervino Mitsuri, nerviosa—, olvidemos este tema, por favor. Se supone que íbamos a planear dónde pasar el día juntos y organizar el entrenamiento. ¿Recuerdan?

Obanai, avergonzado por haber molestado a Mitsuri, bajó la cabeza.

—Lo siento, Kanjori —se disculpó en voz baja.

—Como sea —gruñó Sanemi, cruzándose de brazos.

Sabito respiró profundamente y le sonrió a Mitsuri.

—Lo siento, Kanjori-san. Tienes razón.

—¡Bien! ¿Quién ofrece su finca para nuestras actividades? —la voz de Rengoku rompió la tensión al instante.

El secreto del agua || SabiGiyuu - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora