Park agarro una pistola que a su parecer era muy aburrida pues a él le gustaba las cosas que fueran bonitas, pero esa cosa de bonita no tenía nada.
—Min, perate, después seguimos con esto, ya vengo perate tantito —se fue de la habitación dejando a un Yoongi bien sacado de onda.
Fue a la habitación donde dormía actualmente y del cajón de su tocador saco unas piedritas de color rosa brillante, con adhesivo, agarro y despegó una de las filas, y las fue pegando. Ahora si era cien por ciento su estilo. Obvio no toda de rosa pues hubieron partes donde la dejo como era originalmente. Y también aprovecho a cambiarse de ropa.
Salió de la habitación llegando donde Min, quien, estaba distraido, medio dormido. ¿Y por qué no jugar un poco sucio?, así que tomó su arma y jaló en gatillo, para su mala suerte tenía la puntería de una papa, pues la bala cayó en la pared cerca de donde Min descansaba.
—Oh cariño, ¿te gusta jugar sucio no?
—No es lo que pien-
Min tenía una buena puntería, pero, claro que no le haría daño a su futuro esposo, ni estando drogado lo haría. Prefería morir antes que hacerle daño, peor si ese daño el mismo lo causaba.
—Mira idiota de quinta hoy si te voy a pegar un balazo en el culo plano que tienes —y no era broma, si era posible lo mataría.
—Ñiñiñini
—Puto, negro, pito corto
—¿Quieres verlo? —bromeó Min
—ushh no, gasparin —dijo Park
Entonces Park se escondió en una de las esquinas, Min trato de perseguirlo y dispararle. Pero Park parecía un enano, que si era, pero un enano muy veloz.
—Te teng-
—No bajes la guardia Min
Jimin le dio una fuerte patada en el tobillo, Min cayó al suelo.
—Enano, malo —dijo Min adolorido por el impacto.
—Somos de la misma estatura Min, hasta creo que soy un centímetro más alto que tu —se burló.
Min tenía sus estrategias de manipulación, se dejaría herir para después atacar y bajar la guardia de su contrincante.
De un momento a otro Min se levantó, como si se tratase del mismísimo flash, fue directo donde Park y le disparó.
—¡AHHHH ME MUERO!, ¡ME MUERO! —
así de dramático era Park.—No seas dramático, tienes un chaleco antibalas —se burló Min.
—Ushh, ahora ni lo dejan hacer su drama a uno
—Ay bebé, ¿ya no te enojes si? —consoló.
—Si me compras algo te perdono
—Bueno teníamos un trato, ¿que desea el príncipe de la mansión?
—Llevame a comer
—Bueno vamos directo al auto, pero primero deja y me cambio —Salió de la habitación mientras pensaba en su mini batalla de hace algunos segundos.
Park ingresó a la habitación pues Min se había tardado ya mil años en bajar hasta el había aprovechado a bañarse y arreglárse.
—Min, ¿ya terminaste de ducharte o que tanto haces en bañ-
—Ya beby, ya sali, no tienes porque preocuparte —respondió rápidamente un tanto nervioso.
—A... Ya veo, pero ponle la turbo porque hasta estatua me voy a convertir de tanto esperar —y esque si, llevaba cuarenta minutos esperando y Min no bajaba.
