Hay veces en las que, simplemente, las personas son incapaces de entenderse entre sí, ya sea porque sus palabras no son comprendidas, no quieren procesarse por una u otra razón, o resultan básicamente ininteligibles para el receptor, pues, si bien los seres humanos poseen grandes características, más que dignas a ser mencionadas, también tienen ese lado suyo, que, por desgracia, todos hemos compartido en nuestra vida: el no ser capaz de procesar lo que nos dicen. Esto nos llevaría de vuelta al primer punto, ya antes mencionado, pero, ahora, desarrollándose un poquito más: ¿por qué, en ocasiones, no nos enteramos de lo que nos dicen?
La respuesta podría parecer sencilla, argumentándose un " no se explica bien", o también un "no me gusta lo que dice, y prefiero fingir no entenderlo para cambiar de tema", siendo esto último algo muy típico en el accionar humano, porque, a ver, ¿cuántos no nos hemos hecho alguna vez "los locos", con respecto a algo mencionado que nos incomodase?
Entrelazado con esto, va ahora otra interrogante: ¿qué pasa si, por más que se trata, se es incapaz de comprender lo que una persona, no algunas, sino una en concreto, te dice siempre?
Esto justo era lo que siempre le sucedía a la joven Ranko con respecto a su rival, Ryoga Hibiki, y, no solo con lo que él le dijese, si no que, simple y llanamente, en demasiadas ocasiones la pelirroja se había visto confundida con respecto a las acciones del mismo, que tan peculiares le resultaban seguidamente, y es que, en su humilde, y para-nada-crítico, punto de vista, la Saotome consideraba al Hibiki digno de estudio.
¿Y por qué?
Muy sencillo.
Hacía y decía tonterías, una tras otra, casi sin pensarlo, ni tampoco proponérselo, suponía la de azul mirada.
Justamente como la que estaba haciendo en aquel mismo instante.
El azabache siempre la retaba a combate, pese a que luego ésta terminase por barrer el suelo con él, situación que no comprendía del chico, ¿es que acaso le gustaba que le pegara, o porque motivo siempre le exigía pelear, sabiendo ambos el resultado de la pelea antes incluso de haberla iniciado? Y, eh, que no lo juzgaba, cada cual tiene sus gustos, y merece disfrutarlos de la forma en que sea, por más que no parezcan precisamente morales, pero Ranko no pensaba reprocharle nada. Por eso, cuando Ryoga se presentó nuevamente ante ella, la de rojizos cabellos creía ser capaz de adivinar lo que el contrario le pediría; grande fue su sorpresa al escuchar que esas no eran, (al menos, en dicho momento), sus intenciones.
-¿Y si no es luchar, que quieres, cerdo?- La pregunta de la muchacha era más que justificada, pues, de hecho, casi que solo se reunían para ello, es por esto que, la ceja alzada de la primogénita Saotome, junto a sus brazos cruzados contra su pecho, remarcaba el hecho de la extrañeza que sentía ante lo inesperado y apresurado de su nuevo encuentro-.
-No te robaré mucho tiempo, tonta- comenzó a decir el joven, rodando los ojos ante la impaciencia y típica actitud, bastante descarada, de la que era su rival, y a quien, secretamente, evocaba en su mente con demasiada frecuencia- será rápido- añadió, sin perder la aparente calma que por fuera mostraba, aunque, realmente, por dentro estaba hecho un manojo de nervios, que gritaba internamente por lo que los alocados latidos de su corazón le recordaban con una furiosa intensidad, sin querer darle tregua al pobre-.
Ella, entonces, se mantuvo en silencio, esperando a que se dignase a hablar, y finalmente, pudiese saber a que había venido todo aquello. Él, por su parte, tuvo que inhalar y exhalar varias veces antes de darse ánimos mentales para hacer lo que sabía bien ya no podía contener más.
-Ranko..-pronunció su nombre, con leve indecisión, la mencionada pudo notar, y para su sorpresa, que, teniendo en cuenta el no acostumbrar a que Hibiki no la llamase con algún sobrenombre, igual o similar al "tonta" que le había dicho hacía nada, y que, de alguna manera, a la pelirroja no le sonó como siempre, si no que.., ¿se atrevería a admitir que hasta le pareció una forma más dulce de decirlo que la acostumbrada? Desde luego, antes muerta que confesarlo en voz alta- voy a decirte algo, pero no puedes decir nada hasta que me vaya del todo, ¿vale?- "¿Y por qué?" Decía la mirada femenina a su emisor, solo que, al notar cierto nerviosismo en la expresión y voz ajenas, decidió no hablar, por alguna razón que ni la propia curiosa llegaba a comprender-.
Al poco, el azabache ya había vuelto hablar.
-Seré breve- comenzó a decir, fingiendo seriedad, aún si los dos sabían que esa seriedad era falsa- te quiero- musitó esto, descargando en la joven una serie de sentimientos y emociones que jamás pensó sentir con esa fuerza; sus mejillas, teñidas ahora de un notorio carmín, mostraban lo que la propia fémina se negaba a decir en voz alta-.
No pudo argumentar palabra alguna, pues el extraviado muchacho se había ido corriendo, pareciendo estar ruborizado, según lo poco que pudo ver.
Cayó de rodillas al suelo, shockeada, y experimentando una serie de emociones, tales como la vergüenza por lo repentino de la confusión, frustración ante la huida contraria, y, además, una emoción que se negaba a toda costa de admitir en voz alta, porque, no, tenía que ser imposible, ¿verdad? Aunque la de granate cabellera sabía a ciencia cierta que, el "te quiero" que acababa de darle su rival, y el que recibió por parte de Tatewaki no tenían ni punto de comparación, ni en el significado que tenía, ni en como su corazón lo había tomado.
Por esto mismo, es que no dudó en levantarse del suelo, y salir corriendo de manera desenfrenada, para seguir a ese chico con nulo sentido de la orientación, que era digno de estudio por esa y mil razones más, y, porque, ese "te quiero" había despertado de igual modo el lado competitivo de Ranko.
¿¡Cómo se atrevía a confesar Ryoga sus sentimientos antes!?
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𝙐𝙣𝙚𝙭𝙥𝙚𝙘𝙩𝙚𝙙 (𝙍𝙮𝙤𝙜𝙖 𝙭 𝙍𝙖𝙣𝙠𝙤)
Fanfiction-Serie de one-shots, con una especie de conexión indirecta entre sí en los cuales se muestra el amor que, de una u otra manera, ambos jóvenes se demuestran. (No tienen una duración específica).