Era lunes por la mañana y el sol apenas comenzaba a asomarse por las ventanas de la casa.
El eco de su despertador llenó la habitación, arrancándola de un sueño agitado. Luz se levantó y se estiró, sintiendo un leve cosquilleo en el pecho.
Los últimos días había estado demasiado consciente de Amity, y la idea de verla más tarde despertaba algo en ella que le era incómodo y extraño, una sensación que no podía ignorar.A medida que avanzaba la mañana, intentaba distraerse arreglando algunos lienzos y reorganizando su espacio de trabajo, preparándose para que Amity viniera por la tarde a trabajar en su proyecto, el profesor decidió que las últimas clases que tendrían con el se consentraran en ello, así que le sugirió a amity trabajar en su casa para estar más cómoda, Aún así, cada tanto un pensamiento sobre la chica de ojos brillantes y sonrisa tímida volvía a ocupar su mente, haciéndola sentir fuera de su propio carácter.
Pasaron las horas y, justo a las cuatro de la tarde, un leve golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. Luz se dirigió a abrir y, al ver a Amity parada en el umbral con su habitual expresión gentil, sintió cómo una ola de calor le subía por el cuello.
—Hola, Luz —saludó Amity con una leve sonrisa—. ¿Lista para empezar?
—Sí… claro —respondió Luz, intentando disimular el nerviosismo en su voz—. Pasa.
Ambas se dirigieron al pequeño estudio que Luz había preparado para el proyecto. La habitación estaba impregnada con el característico aroma de los óleos y la esencia de madera. Amity miró alrededor, maravillada ante las pinturas y bocetos que decoraban las paredes.
—Tu espacio es increíble… tan lleno de carácter —murmuró Amity mientras tomaba asiento.
—Gracias —respondió Luz, sintiéndose extrañamente expuesta por el comentario—. Aquí me siento… tranquila.
Comenzaron a trabajar en la primera fase de su pintura, con Luz enfocada en mezclar colores mientras Amity aplicaba el primer trazo sobre el lienzo. Durante los minutos iniciales, Luz observaba a Amity de reojo, tratando de entender por qué la presencia de la chica le afectaba tanto. Pero esa reflexión fue interrumpida cuando Amity, al notarla ensimismada, le dirigió una sonrisa.
—¿Todo bien? —preguntó Amity, notando algo extraño en la actitud de Luz.
—Sí, claro —respondió Luz, desviando rápidamente la mirada y regresando a su mezcla de colores—. Solo… estoy concentrada.
Amity asintió y continuó pintando, aunque también notaba algo diferente en el ambiente. El silencio entre ellas no era incómodo, pero tampoco familiar; se sentía lleno de algo latente, algo que crecía en cada segundo que compartían.
Después de unas horas, lograron completar la primera parte de la pintura. Luz dejó el pincel a un lado y se estiró, admirando el progreso que habían hecho.
—Creo que vamos bastante bien —comentó, sonriendo levemente.
—Sí, se ve increíble —respondió Amity con entusiasmo, dando un paso atrás para observar el lienzo. En su retroceso, su pie tropezó con un pincel que había caído al suelo, haciéndola resbalar. Luz reaccionó al instante, atrapándola antes de que pudiera caer.
Ambas quedaron muy cerca, sus rostros a apenas unos centímetros de distancia.
La respiración de Amity se volvió errática, y Luz sintió que el pulso le latía en las sienes. El calor que emanaba del cuerpo de Amity y el leve aroma a lavanda la envolvieron, atrapándola en un momento que parecía eterno.—Gracias… —murmuró Amity con voz temblorosa, sus ojos fijos en los de Luz.
—De nada… —respondió Luz, incapaz de apartarse ni un centímetro.
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Amor en el campus
FanfictionLuz, una artista popular, mantiene una relación falsa con Willow, que busca acercarse a la capitana del equipo de fútbol. Sin embargo, el destino le tiene reservado un giro inesperado cuando Amity, una chica tímida y amable, se siente atraída por la...