Naruto - Yūhi de la Hoja Fantasma

Capítulo 1: Espinas en ciernes

Esta es la casa de los Yūhi.

"¡NARU, LEVÁNTATE!", grita Kurenai Yūhi, una Chunin de catorce años con pelo negro y brillantes ojos de rubí. Está buscando a Naru, un chico joven, en su habitación. La persona que está dentro gime y se mueve mientras sus ojos de anillos rojos similares se abren lentamente, parpadeando a través de su flequillo negro que cae sobre ellos. Mira el reloj de su mesilla de noche y gruñe: "Aún no son las cinco". La puerta se abre de golpe e irrumpe una adolescente vestida con poca ropa. "¡Otto! Es hora de prepararse para el entrenamiento", grita la chica con voz cantarina.

El chico de la cama se vuelve para mirarla con una mirada tan fría que podría congelar las cumbres glaciares. La chica se estremece involuntariamente, pero su sonrisa no vacila. De hecho, parece crecer en regocijo y lujuria, como indica la lamida de sus labios. "Ooo... igual que tu hermana, esa mirada fría..." la mujer es interrumpida por un golpe. "Anko, deja de coquetear con mi hermanito". La mujer de pelo negro gruñó antes de volverse hacia el estirado Naruto Yūhi de siete años. "Vamos, Naru. Desayuna antes de que empecemos tu entrenamiento".

"De acuerdo, nee-chan", responde el niño, se viste y los sigue a la salida.

En la mesa, el trío disfruta de su desayuno antes de que lleguen los últimos miembros de su grupo. Inuzuka Hana y Uzuki Yūgao son los últimos en llegar, y este último acaba de regresar de una misión. "Ah, ¿ya os habéis levantado?". Comenta Yūgao mientras se quita las sandalias.
"No por elección", murmura Naruto, lo que provoca la risita del miembro del Anbu.

"Eso es un poco presuntuoso, ¿no crees, Yūgao?". Responde Kurenai, levantándose de la mesa. "Para nada presuntuoso si tienes en cuenta a sus entrenadores", confirma Yūgao, recogiendo arroz con los palillos y tragando antes de continuar. "A mí me tiene para kenjutsu, sigilo y tácticas..." señala a Anko "...Anko para Ninjutsu, venenos, trampas y biología..." señala a Hana "...Hana para rastreo, tijutsu..." y finalmente señala la estantería "...y tú puedes ayudar con genjutsu y cualquier otra cosa que se nos haya pasado". Todos los demás vieron a dónde quería llegar, dándose cuenta de lo bien que podían entrenar al joven para convertirlo en un formidable shinobi.

Unos instantes después, todos miraron al niño de siete años, que acababa de dejar los palillos y los miraba a todos. "¿Qué...?", sonríen todos. "Bueno, Naru..." Kurenai despeina sus espesos mechones negros. "Será mejor que vayas con Anko a correr por la mañana, como hablamos ayer". La kunoichi se anima con una sonrisa enfermizamente siniestra, que pone nerviosa a la aprendiz de shinobi.

Tres horas después...

Anko lleva al apenas consciente Naruto al apartamento de su hermana, lo que hace que tanto Hana como Kurenai levanten la vista. "Anko..." suspira esta última mientras ambas se levantan de la mesa. "Sabes que tiene que llegar a la academia en poco menos de una hora, ¿verdad?".

"Está bien, Anko; un pequeño duro". Se ríe mientras deja al niño en el sofá. Hana ya se está moviendo para examinarlo con su ninjutsu médico. "Bueno, está cansado, pero un poco de descanso y algo de comida le ayudarán". Dice, mirando al dúo que discute y suspira. "Lo haré yo misma".

- Academia -

"¿Seguro que lo tienes todo?". Pregunta Kurenai, alborotando a su hermano pequeño, que suspira por lo que debe ser la enésima vez esa mañana. "Sí, señor", dice, sólo para recibir un golpecito en la cabeza. "Has pasado demasiado tiempo con Anko", dice ella, exasperada. Mira a la legendaria Kushina Uzumaki, rodeada de matriarcas del clan y sus herederos, incluida su hija, Kana Uzumaki.

"Tía..." Susurra Naruto, cogiendo la mano de su hermana. Había notado su mirada, lo que hizo que la atención de la mujer volviera a centrarse en su hermano pequeño. "No te preocupes..." susurra ella, arrodillándose ante él. Se miran fijamente a los ojos carmesí. "Recuerda lo que hablamos", dice en un susurro. Él asiente. "Bien. Esta noche me voy de misión, pero Anko vendrá a recogerte". Él asiente, sabiendo esto. "Y si alguien dice algo..."