01.- A la fuerza

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El té demora un cuarto de hora para que quedé bien preparado.

Las hojas secas se ponen tiernas al contacto con el agua hervida, su color azul se expande, como la tinta en el agua, y el aroma tranquilizador se multiplica varias veces. Un efecto similar a las feromonas de un Alfa o un Omega, lo cual es perfecto para un Beta como Izuku en estos momentos.

—¡Voy a morir, Shōto! ¡En serio! —exclama Izuku, nervioso. Rascándose su cabello y revolviendo aquel cabello verde y crespo aún más. Izuku levanta la vista y Shōto niega— ¡Socialmente sí puedo morir, lo sabes! Es decir, ¡ayúdame, realmente no sé! ¿Qué cuchara debo utilizar para la sopa? ¿El postre? También... ¿Con qué mano debo saludar? ¡¿Izquierda o derecha?! Y…

—Izuku, cálmate —pide Shōto, tanto un leve apretón en los hombros de su amigo después de mezclar leche en su bebida y no en la de Izuku, que estaba reposando—. Todo va a estar bien. No es necesario que sigas a la perfección la etiqueta de modales de otro reino, con educación básica es suficiente.

—¡Shōto, por favor! ¡Van a venir diferentes reinos y naciones! ¡¿Qué voy a hacer?! —se queja con desesperación. Tanto que, comenzó a divagar en sus pensamientos abiertamente, murmullos que sólo suponían el peor escenario posible como una falsa profecía. Palabra por palabra, pregunta por pregunta. Shōto dudaba que Izuku fuera humano con una boca tan parlanchina.

Pero no sé resigna, suelta un suspiro y la comisura del labio de Shōto se levanta, su mirada dispar se vuelve cálida y sirve el té con gracia antes de alcanzar la taza de porcelana a las manos temblorosas de Izuku.

—Sostenlo apropiadamente —indica, e Izuku obedece. Shōto guía al Beta a la silla de madera tallada y lo sienta frente al ventanal de su habitación, abre las ventanas junto a las cortinas y permite que los rayos de sol ingresen—. Sabes que lo harás muy bien, Zuzu. Después de todo, eres alguien increíble y lleno de cualidades que merecen ser reconocidas en estos días tan especiales, ¿no crees?

Shōto le dedicó una bonita sonrisa a Izuku y éste se sonrojó ligeramente.

El clima era perfecto.

Un sol brillante y nubes blancas, brisa refrescante y árboles llenos de hojas verdes y amarillas. La sensación de paz y plenitud era una dicha, que todos merecían después de las batallas feroces y el derramamiento de sangre que aterrorizó a estas tierras. Sí, por fin el verano ya había llegado nuevamente.

Un rey justo y amable.

Un  pueblo que crecía y en cada etapa se volvía fuerte y leal.

La fuerza militar bien disciplinada, y los ministros junto a señores feudales capacitados e influenciados por los ideales que aspiraba esta nueva nación.

Todo estaba tan perfecto que Shōto temía despertar y descubrir que quizás todavía se encontraba sosteniendo su espada con sus manos llenas de líquido carmesí mientras intentaba proteger lo que él quería; es decir, había luchado hasta romperse los huesos y desgarrar sus tendones solo para lograr un cambio tan grande como este. Tan bueno. Tanto que, ahora solo faltaba recuperar lo perdido, aunque el luto era trágico, debían trabajar para la prosperidad de las futuras generaciones con una tierra algo más fértil y rica.

Con sus dedos llenos de callos delineó el vidrio de la ventana, miró a Izuku y se acercó junto a él para servirse un poco de té para él.

—Despertaste con un buen humor, Shō-chan. ¿Ocurrió algo bueno en la mañana? —dice Izuku, sonriendo con más confianza.

—Qué mejor noticia hay, que tú siendo coronado y reconocido como rey de estas tierras, Zuzu.

Izuku chilló y se sintió cohibido por la galantería natural de Todoroki Shōto, un Omega con mucho encanto ante la vista.

Caer profundamente |BKTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora