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Sonreí enormemente al ver bajar del autobus a aquel pequeño pelilargo, inmediatamente corrió a mí con los brazos extendidos.

— ¡Tae! —me abrazo haciéndome tambalearme por la fuerza sólo me dedique a sonreír envolviendolo en mis brazos. — Extrañaba mucho abrazarte —murmuró escondiendo su rostro en mi pecho.

—Apenas ayer nos vimos —murmure acariciando su cabello.

—Es mucho tiempo para mí —apretó su abrazo, como si sintiera miedo y quisiera ocultarse de algo.

—Déjame ver tu cara —tomé su rostro con ambas manos percatandome qué los moretones de su cara estaban desapareciendo. —Muy bien, están bajando. Qué bonito eres.

Bajó la mirada con una sonrisa, sus mejillas se tornaron de carmesí.

—La pomada que me dio tú madre me ayudó a bajarlas muy rápido —asintió con la cabeza inocentemente haciéndolo ver cómo un pequeño niño.

Aspire su aroma, el olor a azúcar y chocolate de avellana ya no me empalagaba ahora sólo me hacía desear comer donas, chocolates, empanadas, pasteles todo lo dulce que existiera.

Riwoo con la boca abierta parpadeó varias veces observandonos por segundos.

—Olvidé qué venias conmigo —solté una risa al verlo tan impresionado.

—¿Qué significa ésto? —levantó la ceja. — ¿Acaso ya convertiste a Sungho en tú omega?

—No —Sungho me interrumpió corriendo a tomar el brazo de Riwoo sonriendo. —Seguimos siendo mejores amigos, Riri. ¿Verdad qué si, Tae?

Mi alfa bajó la orejas, caminó al rincón recostandose. Sungho me había rechazado aún qué seguía cortejandolo; mi alfa sabía qué el omega de Sungho le pertenecía.

Sungho no había aceptado ser su omega y eso lo entristecia.

—Si, sólo somos amigos —dolió tanto decirlo qué sentí tanta tristeza acumularse en mi interior, no sentía un sentimiento más que cariño y aprecio pero tenía qué estar cerca de él y evitar qué lo lastimen.

Pero Riwoo no quitaba la mirada de mí cómo interrogandome pero sólo metí mis manos a mis bolsillo resoplando.

Mi único propósito era hacerlo sentirse amado.

⸝⸝⸝

Hanbin llegó corriendo a el edificio de los de 2do año. Sungho se agachó recogiendo unas monedas qué se habían caído al sacar su teléfono.

Pero se tambaleó un poco sintiendo un empujón cayendo esta vez su teléfono, el sonido fue tan duro y penetrante qué palideceó.

—Lo siento —dijo Hanbin al dejar de correr y caminar a él reconociendo ese chillante olor. —¿Estás bien? —buscó su mirada.

—Mi-mi teléfono —susurró petrificado tomándolo y viéndolo completamente roto de la pantalla, con esperanza lo prendió creyendo que aún podía usarlo aunque la pantalla estuviera rota.

Sintió qué los nervios lo matarían al ver que partes eran manchas negras y no podía usar el touch.

—Mi papá me va matar —tocó su cabeza con desesperación.

Hanbin mordió su labio nervioso, no sabiendo si quedarse a resolver su problema o ir a buscar a su pequeño novio qué tenía qué ir a una cita al doctor para saber cómo se encontraba su cachorro.

—Te lo pagaré, sólo dime cuánto te costó —rascó su cabeza apresurado.

Sungho finalmente levantó la cara molesto, confiado de mandar a la mierda a la persona qué hubiera causado tal accidente pero al encontrarse con el alto y ancho pelinegro, palideceo aún más causando qué su cachorro huyera.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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