A la mañana siguiente, el transitar los pasillos del cuartel fue un poco tedioso porque las miradas de todos los soldados se posaron en mí. La expresión vacía en la mirada quizá, llamaba su atención, pues no había dormido más de tres horas en toda la noche producto de todas las emociones acumuladas en mi pecho.
Entre los ahí presentes apareció la mujer de mi extrema confianza. Riza se tomó el atrevimiento de recorrerme de pies a cabeza con la mirada hasta observar las ojeras bajo mis ojos. Producto de eso, suspiró pesadamente mientras masajeaba el puente de su nariz.
"Se está conteniendo para no darme un golpe en el rostro. En todos éstos años, forjamos una relación de confianza mutua y absoluta, al punto en que llegaban a pensar que teníamos un vínculo íntimo. Podríamos haberlo entablado hace tiempo, permitirnos un momento a solas pero nuestro respeto y admiración no se negociaban: preferíamos perder la vida a perjudicar nuestra amistad".
— A veces no lo entiendo... - antes de que pudiera seguir hablando, la interrumpí un instante.
— Creí haber sido totalmente claro ayer. ¿Por qué apareció una molestia de cabello rubio en mi despacho cuando pedí expresamente no ver a nadie?
— Porque esa molestia como tú le dices, es una persona valiosa e importante aunque no lo admitas. Edward conoce mejor que ninguno lo que es perder a la persona que amas y la culpa sobre tí tras un evento como ese. Él era la persona indicada para que liberes tu sentir y encuentres, tal vez, algo de consuelo pero por tu expresión veo que no llegaron a nada bueno... - sentenció negando con su cabeza para seguir su camino.
Podría haber ido tras ella pero, por el contrario, elegí seguir el trayecto hacia la cocina sintiendo como un eco constante las palabras de la mujer en mi cabeza. Yo soy una persona orgullosa, que no admite fácilmente algún error o darle la razón a una persona que es igual de orgullosa que yo...lo único que esperaba es que aquel mocoso tuviera una justificación válida que respalde su presencia en mi oficina.
De camino, me encontré con uno de los guardias de la entrada al cuartel. Lo detuve un instante para solicitarle que si aquel alquimista aparecía, lo enviaran inmediatamente a mi despacho, pues quería intercambiar con él la información que Maes logró recopilar antes de su fatídico final.
Al regresar a mi oficina, abrí las hojas de la ventana permitiendo la circulación de oxígeno en el ambiente. Me acomodé el uniforme, tomando lugar en mi escritorio para continuar con algo de trabajo pendiente hasta que un par de golpes en la puerta desviaron mi atención.
— Adelante...
— Ya era hora. ¿De qué quería hablarnos Coronel? - cuestionó Edward dejando a su hermano Alphonse detrás, al parecer el chico de la armadura regañó al rubio quien esbozó una mueca.
— Me sorprende que la teniente Hawkeye los haya traído a los dos cuando lo que pedí fue hablar con tú hermano, Alphonse... - miré hacia la armadura, bajando la mirada al mocoso de tapado rojo - Anoche Acero estuvo aquí, no sé con qué propósito vino y se tomó el atrevimiento de confrontarme con su actitud prepotente buscando respuestas de algo a lo cuál no tengo un acceso certero pero, creo oportuno compartir lo que sé con ustedes.
Hice un ademán con la mano para que aquellos jóvenes tomaran asiento en dos sillas frente a mí. Con ambos en sus respectivos lugares, seguí hablando.
— El capitán teniente Maes descubrió algo que no puede tomarse a la ligera. Sé que en Alphonse puedo confiar pero...en tí...tengo mis dudas - desvié la mirada hacia Edward, frunciendo las cejas - ¿Qué certeza tengo de que no vas a irte de lengua y divulgarás lo que les diga?
Cerré los ojos un momento, tomando una respiración profunda para no perder los estribos. En mi pecho habían muchas emociones encontradas y más cuando se trataba de recordar a Maes...esperaba que la situación no se salga de control.

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Yo, acepto
RomanceShip: RoyEd (Roy Mustang x Edward Elric) Fandom: Fullmetal Alchemist Brotherhood ................. Sinopsis: Dicen que "los que se odian, se aman" y ese refrán popular representa la relación entre el Coronel Roy Mustang (29) y el reconocido Alquimi...