A veces sentía que había sido una elección pésima el hecho de decirles que le notificaran cualquier cambio que ocurriera, porque aquello había causado que lo llamaran en cualquier horario.
Cómo ahora.
—De acuerdo, Braham, mañana envía un informe del crecimiento de tu Nación y las nuevas construcciones que se están llevando a cabo, para que nosotros evaluemos el porcentaje actualizado de dinero que les corresponde. En este momento no puedo... Continuar con la llamada —pronunció lo último aturdido, al ver que un tipo más alto que él, de cabello rubio y ojos grises, se aparecía en medio de su sala.
Ese tipo debía medir dos metros veinte como mínimo, llevaba una especie de túnica blanca y su cabello rubio ondulado, le llegaba hasta por debajo de la mandíbula.
—¿Quién eres tú y por qué estás aquí? —preguntó serio Áaron.
—Trae a tu mujer contigo, debo darles un mensaje a ambos.
—¿Mi mujer?
—Laila es su nombre ¿Verdad?
Áaron apretó la mandíbula, sin apartar la vista de él. Entonces ¿Así se veían y sentían estos nuevos seres de los que Kyle le había hablado?
—Sí, iré por ella —le dijo antes de marcharse y dirigirse a la habitación de ambos.
Era estúpido pensar en huir, ese tipo literalmente se había aparecido en medio de la sala, podría encontrarlos fácilmente en cualquier lugar.
Se acercó hasta la cama dónde Laila estaba durmiendo y se sentó en el borde de la misma, acariciando su cabello castaño.
—Despierta —le dijo en un tono suave.
—¿Qué ocurre? —le inquirió adormilada.
—Hay un asunto que debemos tratar, necesito que te levantes.
La castaña bostezó y se sentó en la cama, antes de inclinarse hacia adelante y apoyar su cabeza contra el pecho de Aarón, cerrando los ojos nuevamente.
Y entendía que ella tuviese tanto sueño, eran las cuatro de la madrugada y ellos habían estado juntos desde temprano, hasta hacía una hora atrás.
—Ven, yo te llevo —le dijo tomándola en brazos, sintiendo como la rubia se abrazaba a él.
Con su mujer en brazos, Aarón regresó a la sala, dónde aquel ser los estaba esperando, parado en el mismo lugar.
—Lo lamento, ella está muy cansada como para estar despierta, pero aquí está, cualquier mensaje que debas darnos, lo escuchará también.
—Mi nombre es Kenta, mi deber en la Tierra es proteger a... Una pareja muy especial que ha venido aquí a experimentar una vida humana, pero no puedo ignorar el hecho de que ella no es quien traerá a la nueva humanidad, sino tu mujer.
—¿Qué? ¿Nueva humanidad? Los nuevos humanos somos nosotros, los hijos de Adrián, y con nosotros y nuestros futuros descendientes nacerán los nuevos humanos.
—No, su verdadero creador tenía otras intenciones al momento de crearlos. La única que puede engendrar con alguno de ustedes, es ella.
Áaron observó a Laila dormir contra su pecho y una sensación extraña se despertó en su interior.
—¿Quién más sabe de esto?
—Tú eres el primero en saberlo.
—Entonces nadie más debe saberlo —le dijo endureciendo sus facciones—. Todos mis hermanos buscan engendrar actualmente.
—Y podrán hacerlo con las humanas de la especie anterior, pero sus hijos nacerán estériles, su generación acabará con ellos mismos.
—No me importa lo que ocurra con ellos, mientras no intenten acercarse a Laila —pronunció desviando la mirada.
—Los secretos no pueden ocultarse para siempre, la verdad siempre se sabe.
—Pues nadie lo sabrá si tú no dices nada —masculló mirándolo fijo a los ojos—. ¿Y quién se supone que es la pareja que debes proteger? ¿Por qué ellos son más importantes que nosotros?
—Porque ellos son de mi propia naturaleza, y están aquí sin recuerdos.
—Tú eres como Jaden ¿Verdad? Cambia a las mujeres de mis hermanos para que ellos puedan tener descendientes y no busquen venir por mi esposa.
—Tengo prohibido intervenir en la Nueva Era.
—¿Y que se supone que haga entonces? ¿Matar a mis hermanos para que no dañen a mi mujer? —le preguntó con rabia.
No es como si tuviese sentimientos de afecto por sus demás hermanos, pero le resultaba injusto el hecho de que no pudiesen tener descendientes.
—Les daré un lugar seguro, dónde nadie pueda dañarlos, ni encontrarlos, incluso su hermano, quien la está buscando.
—¿Qué? —inquirió atónito—. ¿Cómo qué buscando su hermano? ¿Cómo es que Kyle sabe de ella?
—¿Por qué supones que Kyle es quien la busca y no sus demás hermanos?
—Porque Kyle es su único hermano, nosotros no la vemos como tal, fuimos engendrados por el mismo hombre pero por diferentes mujeres, y desarrollados en un laboratorio. ¿Por qué le contaste a Kyle de su existencia? ¿Qué es lo que realmente quieres conseguir?
—No me gustan los secretos, y él es el actual líder de la humanidad, debe estar al tanto de lo que ocurre, especialmente de ella, quien será quien traiga a la vida a los nuevos humanos.
El rubio negó con la cabeza, sintiéndose impotente. Sabía cómo era Kyle con Ariadna, si se ponía del mismo modo, no lo dejaría estar con Laila, no lo-
—Descuida, la función de ambos es traer a la nueva humanidad, y nadie puede intervenir en eso, ni siquiera su hermano, él ya está advertido, pero viene a conocerla.
—¿Y recién ahora me lo dices? —siseó abrazando a Laila, sin saber que esperar de Kyle cuando la viera.
—Parece que incluso tú, el supuesto salvador de la humanidad, el segundo con mayor poder actualmente, le teme.
—¿Sabes matemáticas no? Por algo Kyle es el primero —pronunció saliendo de la sala, para regresar a la habitación con Laila y acostarla en la cama—. Amor, despierta, es importante, sé que estás cansada, pero debes estar despierta ahora.
La castaña abrió los ojos y se recostó sobre los almohadones para poder mirarlo e intentar no dormirse.
—¿Qué ocurre? ¿Debes volver a la ciudad capital?
—No, no es eso, debemos hablar de algo que tú... Desconoces, y es sobre tus orígenes.
—¿Qué quieres decir?
Áaron respiró profundo, desviando la mirada, buscando las palabras exactas.
—Me estás asustando, Áaron ¿Qué ocurre?
—Yo sé quién es tu verdadera familia, Laila, tú tienes padres y hermanos.
...