"¿Se puede saber por qué me ignoras?"
"¡Charles, por favor!"
"¿Estás molesto por qué no te compré las gomitas que querías? ¡te juro que no me vuelvo a olvidar de ellas pero, no me ignores mas!"
Charles Leclerc es un youtuber y este día le toca cumpl...
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No lo entiendo.
Estoy realmente muy confundido.
¿Qué le hice para que me ignore de esa manera? Piensa Carlos, piensa.
Oh no, creo que ya sé.
Me adentré a la cocina, donde mi pareja todavía se encontraba realizando su blog. Decidido a pedir perdón, tomó de los hombros a mi chico y le doy la vuelta, quedando frente a frente.
—¡Perdón, cariño!—Dije de una manera tan arrepentida. ¡De verdad lo estoy! Odio que mi novio se enoje conmigo. No soporto ver su lindo rostro con sus cejas fruncidas por el enojo que guarda.
Mi chico no me respondió nada, ¡Ni siquiera me estaba mirando!
—¡Charles, por favor!—Dije aún tratando de llamar su atención—¿Estás molesto por qué no te compré las gomitas que querías? ¡te juro que no me vuelvo a olvidar de ellas pero, no me ignores mas!—Un involuntario puchero de mi parte se hizo presente.
«mientras tanto Charles»
Señora de los cielos santos, ayúdame.
¡Cree que estoy enojado con él por unas gomitas!
Denme una buena razón por la cuál seguir este reto, porqué de verdad, estoy sufriendo por el hecho de aguantarme estás terribles ganas de besar su tierno puchero.
Aquí vamos—¡Leo, ven aquí!—Grité, ignorándolo por completo, nuevamente
—¿Qué? Charles, ¿me estás escuchando?—Le oí reclamar de una forma tan infantil al momento en el que me solté de su agarre.
—Ven pequeñito. Vamos a comer, vente—Dije alejándome lo suficiente de Carlos para dejar el pequeño platito de comida de mi cachorrito en el suelo—¡Yummy! ¿está buena la comida, bebé?—Pregunté al pequeño animal, quien con un movimiento de cola me dio a entender que era un sí.
—¡Amooor!—Gritó y en ese momento me comencé a sentir mal.
¡Nuevamente!
—Quédate aquí en casita bebé, iré a comprarme algo de tomar—Acaricié la rubia cabecita de Leo y salí corriendo a la puerta principal con la cámara, cartera y el corazón (no literalmente) en las manos.
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—Así es señora Martha, estoy ignorando a Carlos por un vídeo que tanto pedían mis suscriptores—Me quejé con la dueña de la tiendita donde compré un jugo de lata.
¿Desde hace cuánto tiempo estoy aquí?
Prendí mi teléfono para ver la hora, pero la pantalla de aquél aparato inteligente estaba llena de notificaciones de llamadas.
¿y de quien son?
De nada mas y nada menos que de Carlos.
—Ay joven Leclerc, pues no sé que decirle. Suerte con su reto—Respondió la amable señora del local.
¡Les recomiendo su tienda! Es muy linda y le gusta los chismes.
¿por qué creen que estoy tardando tanto aquí? Estoy ahogando mis penas con ella.
Llegar a casa y ver la triste mirada de mi novio será mi perdición. Por favor ¡crucen los dedos para que pueda seguir con este reto!
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