La noche en el aquelarre se presentaba como cualquier otra. En la penumbra, el bosque circundante parecía murmurar secretos entre las hojas, y el eco de cantos antiguos flotaba en el aire. Sarah, una de las brujas más jóvenes pero notablemente talentosa, se encontraba apartada del círculo, observando el ritual con una expresión fría e indescifrable. Desde que había empezado su formación en el aquelarre, la magia había sido para ella un camino de conocimiento, pero también de ansias; cada hechizo aprendido encendía en ella el deseo de aprender más, de ir más allá de los límites establecidos.
Con el paso del tiempo, esas ansias se transformaron en algo más peligroso: una ambición profunda y latente que ella mantenía oculta. Pero cuando descubrió los libros prohibidos, algo dentro de Sarah despertó. Esos tomos antiguos, llenos de secretos oscuros y maldiciones de poder, parecían llamarla en susurros, prometiéndole conocimiento y poder más allá de la imaginación. Cada página que leía encendía en ella una chispa, avivando un hambre que hasta entonces no había experimentado.
Una noche, mientras el aquelarre descansaba tras un ritual agotador, Sarah se escabulló hacia el sótano donde se guardaban los tomos prohibidos. Sintiéndose audaz, rozó con sus dedos la tapa de uno de los libros cubiertos de polvo, grabado con runas que brillaban tenuemente a la luz de la vela que sostenía. Fue entonces cuando alguien habló desde las sombras.
–Creí que sabías que estos libros estaban prohibidos, Sarah –la voz de Gabriella, la líder del aquelarre, resonó en la penumbra con una mezcla de autoridad y decepción.
Sarah giró rápidamente, pero sus ojos no reflejaban arrepentimiento, sino desafío.
–No entiendo por qué deberían serlo. El conocimiento no debería tener cadenas –respondió ella, con voz firme, sin apartar la vista de su mentora.
Gabriella dio un paso adelante, sus ojos resplandeciendo con la severidad de quien ha visto caer a muchos por la misma senda.
–Ese conocimiento no nos pertenece, Sarah. No es magia para nuestras manos. Pactar con demonios, intentar acceder a lo prohibido... eso solo lleva a la destrucción.
Pero Sarah no escuchaba las advertencias. Sus pensamientos se volvían cada vez más intensos, sus deseos de poder quemaban cualquier prudencia en su corazón. Los tomos que Gabriella se había llevado y quemado frente a ella fueron la gota que colmó su paciencia. En el calor de las llamas, algo dentro de Sarah también comenzó a arder, alimentado por una rabia contenida y la sensación de que el aquelarre le estaba robando su destino.
A partir de ese momento, Sarah decidió que seguiría su propio camino, sin importar las advertencias de su líder o los riesgos que implicaran los secretos que tanto anhelaba desentrañar.
Las semanas transcurrieron con una tensión palpable entre Sarah y el aquelarre. La quema de los tomos prohibidos había dejado un vacío insaciable en ella, y la amargura hacia Gabriella se profundizaba cada vez más. Sin embargo, lo que terminó por tensar aún más su relación con el aquelarre fue un incidente que sacudió a todos los miembros.
En uno de los entrenamientos de magia elemental, las brujas practicaban hechizos de control de fuego bajo la supervisión de Gabriella y su hija, Selena. Selena, apenas un año mayor que Sarah, había heredado la fuerza y el talento de su madre. Su habilidad para manejar los elementos era excepcional, y eso despertaba en Sarah una mezcla de envidia y desafío. Cada vez que veía a Selena invocar llamas y controlarlas con una facilidad casi instintiva, algo en su interior se encendía de rabia contenida.
Una tarde, durante un ejercicio de práctica, Sarah decidió probarse a sí misma y empujó sus habilidades más allá de lo enseñado. Su hechizo de fuego creció desmesuradamente, convirtiéndose en una llamarada que ella apenas podía controlar. Selena, intentando intervenir, se acercó demasiado para ayudarla. Fue entonces cuando Sarah, sintiéndose invadida y humillada, dejó que su magia tomara el control. Sin advertirlo, lanzó una explosión de fuego directamente hacia Selena, quien no tuvo tiempo de protegerse del todo.
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•Pactos de Fuego y Sangre•
FantasyEn un mundo donde la oscuridad y la magia se entrelazan, siete aquelarres han sellado pactos ancestrales con los príncipes del infierno, cada uno regido por un pecado capital. "Pactos de fuego y sangre" narra siete historias únicas que exploran la c...