Capítulo 7: Voluntad de fuego

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El paisaje onírico de Issei

Issei está perdido en la oscuridad, sintiéndose confuso. Se acostó hace poco y se despertó en este lugar. Era una zona negra y vacía que parecía no tener fin. Respiró hondo y se concentró en la energía de su interior, que desde entonces había bautizado como voluntad de fuego. De repente, la oscuridad se iluminó con llamas por todas partes. Sorprendido, Issei miró a la izquierda, luego a la derecha, atrás y arriba. Las llamas le rodeaban, pero no le quemaban, sino que le reconfortaban.

"Haaa... eres interesante, Issei Hyoudou". Una voz profunda y retumbante. La mirada del adolescente se desvía hacia la izquierda, donde se posa un enorme dragón de armadura roja, con los ojos de un verde intenso, mirándole fijamente. Es entonces cuando se da cuenta. El chico señala al lagarto alado: "Tú eres el dragón que llevo dentro, ¿verdad?".

"Eres muy perspicaz, joven".

"Tengo grandes maestros", dice Issei, encogiéndose de hombros. "De hecho, tengo muchos. Los llamo amigos, y puede que incluso camaradas. Pero parece que me sacan de apuros más que nada".

"Yo también lo he visto". El dragón parece bajar, enroscándose alrededor de su anfitrión. "Sólo he sido parcialmente consciente de los alrededores hasta ahora, pero sé lo de tu entrenador y 'La Voluntad de Fuego' que te enseñaron".

Esas palabras hicieron que las llamas ardieran con más intensidad y se extendieran más. "Luchamos para proteger a las generaciones futuras porque por ellas damos la vida", explicó Issei, provocando una suave risita de la bestia legendaria. "Estoy de acuerdo, pero prefiero la otra sobre las llamas".

Issei sonrió y replicó: "Donde bailen las hojas de los árboles, encontrarás llamas, porque la sombra del fuego iluminará la aldea y la ayudará a crecer de nuevo".

"Bastante cerca". Una nueva voz llamó la atención de ambos seres, e Issei se sorprendió al ver una figura familiar que se acercaba despreocupadamente a través del mar naranja, con las manos en los bolsillos. "¿Sensei? ¿Cómo?"

"Te lo dije durante el entrenamiento, Issei", dice Naruto, apareciendo ileso de entre las llamas con sus nueve colas balanceándose tranquilamente. "Probablemente soy el mejor entrenador que podrías haber tenido". Se encoge de hombros: "Por supuesto, tú, Emperador Dragón Rojo, y tus anteriores anfitriones".

"Eres valiente al venir aquí, joven Kyuubi", dijo el dragón, pero su tono era ilegible. "Oh, pero sabías que lo haría, ¿verdad?". Contestó Naruto, sonando jovial y casi descarado, lo que le valió un resoplido al lagarto gigante. "Sé lo que buscas, muchacho".

"Entonces eso lo hace más fácil," Naruto responde, mirando a Issei. "Después de todo, es el deseo del huésped lo que lo impulsa todo, ¿verdad?".

"Efectivamente", respondió el dragón, mirando a su anfitrión, que enseguida se señaló a sí mismo.

"Los Engranajes Longinus siguen los deseos de sus anfitriones", informa el dragón. Naruto continúa, con las manos aún en los bolsillos: "Entonces, ¿si quieres ser... digamos, el primer shinobi dragón que maneja chakra...?".

"¿Tengo que quererlo?" termina Issei, ganándose dos asentimientos de su maestro y colega. "Normalmente -interviene el dragón-, esto no funcionaría. Ya es un milagro que, como humano normal, no te hayas vuelto loco con mi poder fluyendo a través de ti."

Issei palideció ante eso, pero Naruto resopló, llamando la atención. "Admito que el poder tiene potencial, pero nada que un pequeño sello no pueda manejar". Los ojos del dragón se entrecerraron en el kitsune. "¿Sello?"

"Es un arte de una época pasada, supongo. Mi familia era maestra en ello". Dice Naruto, mirando a Issei. "Sin embargo, estoy de acuerdo con él. Si su poder fluyera hacia ti sin filtro ni ayuda, tendrías dificultades para controlarlo. Pero desde que Tenten te enseñó el truco de la Voluntad de Fuego, te sientes mejor, ¿verdad?".

Naruto - El Caballero KitsuneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora