¡soy la nueva!

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Hace poco llegue a este vecindario, mi casa es grande, pero parece ser solitaria, la veo vacía y muy oscura, tengo mucha cosas, pero no llenan el tamaño de la casa.
La casa parece tener muchos años de antigüedad, las puertas rechinan, una que otra ventana esta rota, pero tan pronto como me mude prometo repararlas.
Hace dos días decidi que me mudaría hoy y así sera.
Después de un largo viaje he llegado a la casa, lo primero que haré es presentarme con los vecinos, en este caso lo hare con los de mi lado derecho, por que los del lado izquierdo parecen ser ausentes.
Voy caminando, nunca había juzgado antes de conocer, pero esta casa tiene algo que no me gusta, toco el timbre, una voz de mujer temblorosa me recibe, pregunta quien soy, y después me abre, me presento, y me sonríe, sus ojos suplican misericordia, la miro pero ella no logra sostenerme la mirada, me ofrece asiento y poco a poco comienzo a analizarla, parece ser de mi edad, joven, su vestimenta es sencilla, su cabello es rizado, sus labios son rojo y carnosos, es bella, de pronto observo que esta embarazada, pero no me atrevo a preguntar cuantos meses tiene, según mis cálculos esta por aliviarse.
De pronto escucho unas pisadas que descienden por las escaleras, es un hombre, parece ser algo viejo y enojon, no ha notado que estoy ahí, por lo que comienza a alzarle la voz a su esposa, solo que ella le hace señas de mi, el gira la mirada y me sonríe, extiende su mano y me dice:
-soy gepeto, y mi bella esposa es Hadamaris, le dicen hada...-estrechamos manos y antes de que yo me pueda presentar comienza a gritar-...hada, mi bella, ¿puedes prepararnos café?- me mira y esta vez intercedo, me presento:-hola soy...-respiro pero simplemente no siento la seguridad de decirlo, hay algo en esev hombre que no me gusta, que me aterra y levanta sospechas.
Justo en ese momento aparece mi salvación, Hadamaris derrama café en mi y yo me levanto, se lamenta, pero lo hace aterrada, Gepeto se levanta bruscamente de la silla y se va.
-creo que es mejor que te vallas...- me dice Hada, con una voz temorosa.
Me levanto y me voy, sigo que pensando que ese hombre no es Quién parece, su aura es oscura.
No lo tome muchos importancia y comencé a amueblar mi casa, callo la noche oscura y tenebrosa, perfecta para crear la escena de una película de terror.
Las casas estaban muy juntas se podría escuchar lo que decían los vecinos.
Me tire al sofá y comencé a mensajear con mis amigos, de pronto caí un temible silencio que se ve interrumpido por una discusión de mis vecinos de la casa de a lado.
-ese hijo es tuyo Gepeto- decía Hada, lo hacia con una voz temorosa.
-¿como se que no es mentira?- contestaba el afamado, lo hacia de una manera sádica, lo decía riendo.
De pronto ella comenzo a gritar, no cualquier grito, lo hacia de manera desesperada, suplicaba ayuda.
Me despertó curiosidad y temor, me asome por la ventana pero las luces de la casa estaban apagadas, solo alcanze apercibir los constantes grito y dos siluetas, una caminaba despacio hacia la otra, de pronto de manera repentina los gritos cesaron y una silueta desapareció.
Me despegue de la ventana, me exalte, solo pude sentarme en el sillón y mirar horripilada la ventana.
Me gano el sueño tras un largo rato de insomnio y constantes explicaciones de que pudo haber sucedido.
Nota:
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La verdadera historia de PinochoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora