Era una noche tranquila en Seúl. El bullicio de la ciudad comenzaba a disminuir, y el viento fresco del otoño se colaba entre las calles. Taehyung, con su peculiar estilo y esa sonrisa que siempre atraía miradas, caminaba distraído por las calles iluminadas. Se había perdido en sus pensamientos después de un largo día en la academia de arte, donde acababa de presentar su último proyecto fotográfico. Sentía una mezcla de nerviosismo y emoción, preguntándose si su trabajo sería bien recibido.Por otro lado, Jungkook, un chico con una energía inquieta y curiosa, caminaba por el mismo barrio. A diferencia de Taehyung, él venía de una agotadora sesión de baile en la academia de artes escénicas. A pesar de su agotamiento, mantenía un aire de satisfacción, ese tipo de alegría que solo llega cuando haces lo que amas.
Sin darse cuenta, ambos terminaron en el mismo pequeño café en una esquina apartada. Taehyung estaba concentrado en revisar algunas fotos en su cámara, mientras que Jungkook buscaba un lugar donde descansar. Al entrar, sus ojos se cruzaron brevemente, y fue como si el tiempo se detuviera. Jungkook se sintió un poco cohibido, mientras que Taehyung levantó una ceja, intrigado por la intensidad de aquella mirada.
Después de unos segundos de incomodidad, Jungkook decidió romper el hielo.
-Hola... ¿Esa cámara es una Leica? -preguntó, intentando disimular su nerviosismo.
Taehyung sonrió ligeramente, sorprendido de que alguien reconociera su cámara.
-Sí, lo es. No mucha gente lo sabe. ¿Te gusta la fotografía?
-Un poco, pero soy más de video... y de baile -respondió Jungkook, rascándose la nuca.
Sin saber exactamente cómo, ambos terminaron compartiendo una mesa. La conversación fluyó con una facilidad sorprendente. Hablaron de sus sueños, sus metas y sus pasiones, descubriendo que ambos tenían en común la necesidad de expresar sus sentimientos a través del arte.
-¿Te gustaría ver algunas de mis fotos? -ofreció Taehyung, extendiéndole la cámara.
Jungkook asintió, ansioso. Al ver las imágenes capturadas, pudo sentir la intensidad y profundidad que Taehyung ponía en cada toma. Las fotografías eran algo más que simples imágenes; eran pequeñas historias que capturaban emociones escondidas. Jungkook quedó impresionado y, al devolver la cámara, sus manos se rozaron brevemente, provocando una descarga eléctrica que ninguno de los dos había anticipado.
Ese roce breve, pero intenso, dejó a ambos un poco desconcertados. Sin saber cómo reaccionar, solo se miraron en silencio, hasta que una sonrisa tímida apareció en sus rostros. Sabían que había algo especial en aquel momento, algo que no podían describir con palabras.
-Quizás nos volvamos a ver... -murmuró Taehyung.
-Me gustaría eso -respondió Jungkook, sin poder evitar sonrojarse.
Esa noche, se despidieron sin promesas, pero ambos sintieron que aquel encuentro había sido más que una simple coincidencia.
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Más allá del encuentro
DiversosTaehyung y Jungkook jamás imaginaron que un encuentro casual en un café de Seúl alteraría sus vidas para siempre. Taehyung, un fotógrafo en busca de respuestas en las sombras de su propio arte, y Jungkook, un bailarín atrapado entre el peso de las e...