"Estoy perdido en tu mirada que me atrapó en una trampa tan hermosa que nunca quisiera salir de ella. Quisiese ser el motivo de tu felicidad, el motivo de que tu cama nunca más vuelvo a estar fría. Quiero ser el alivio en tus noches más crueles, sim...
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Inglaterra.
Checo no había aparecido en todo el día.
Max se quitó la camisa manga larga inmediatamente entró a las duchas de la fábrica de su equipo, sentía que todo lo de los últimos meses lo estaba asfixiando.
Había tenido que volar ayer a Inglaterra en la noche por órdenes del equipo para poder probar las nuevas mejoras del auto, no se sentía bien al dejar a Lando y aunque tener a Nico, y a Laienn fuera como un respiro, siempre sentía que todo el peso de las cosas caían sobre sus hombros. Suspiró, esperando que así todas sus preocupaciones se fueran.
Escuchó su celular sonar y sin pensar respondió la llamada.
- ¿Puedes venir a traerme... al aeropuerto? -preguntó Sergio, a través de la línea telefónica, su voz sonaba entrecortada.
- ¿Sergio? ¿Qué pasó?
- Te cuento en el camino, ¿puedes venir ya?
- Claro -replicó, colgando la llamada, rápidamente se cambió de ropa y corrió hasta el parqueo, montándose en su carro.
Estando dentro del auto, prendió el motor y dio retroceso, comenzando a dirigirse hasta el aeropuerto. Su mente vagaba en todos los escenarios posibles de lo que pudo haber sucedido con el mexicano.
La mayoría de las veces que ellos tenían que practicar o hacer cualquier cosa que el equipo les asignara, Lewis dejaba y recogía a Sergio en la fábrica, hoy no pareció ser así. Verstappen no tenía al británico en un pedestal desde hace mucho tiempo, así que si él había hecho algo estúpido no le asombraría.
Al llegar al aeropuerto, divisó a Sergio, quien estaba sentado en una banca, encorvado y visiblemente agotado.
Max estacionó y salió del auto rápidamente, acercándose a él.
- Hey... -saludo, agachándose un poco para quedar a su altura.
Sergio levantó la mirada, y por un instante, Max notó la mezcla de tristeza y confusión en sus ojos.
- Hola... -suspiró, poniéndose de pie, tomando su mochila y maleta.
- Sube al carro, yo subiré la maleta -dijo, agarrando la maleta impropia para después abrir la cajuela de su carro y meterla.
Una vez dentro, Max comenzó a manejar de regreso a la fábrica, dejando que el silencio calmara un poco la tensión que Pérez parecía llevar consigo.
- Lewis y yo... creo que realmente se acabó... -sollozó.
El neerlandés no respondió, estaba intentando procesar lo que escuchó.
- El pensó que estaba embarazado y discutimos...
Max casi sintió que se ahogaría con su propia saliva.
