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Por Ann

Admiro mucho el talento de Owen, mi cuadro preferido es uno que pinto en un viaje a Japón, los árboles de cerezo se ven tan hermosos. Siento mucha tranquilidad al ver ese cuadro, Usman dice que el talento de la pintura lo heredo de su abuelo. 

-¿Ya vas a decirme de quién heredaste el talento de escribir? Nunca me lo has dicho.- me pregunta Owen acomodando otro cuadro suyo a lado del cuadro de cerezos.

 -Supongo que de mis papás, ambos son personas muy creativas. 

Viajar al pasado me está costando trabajo, no me gusta, del pasado obtuve excelentes lecciones y uno que otro buen recuerdo, pero si me lo preguntan hay veces en que quisiera enterrar todo eso y no mencionarlo jamás.

 No le miento a Owen con mi respuesta, mis padres son personas muy creativas y autodidactas, mi padre es capaz de ejercer albañilería, pintura, plomería, carpintería, herrería e incluso electricidad sin ningún problema, mi madre, por otro lado, es costurera y todos los días me sorprende con un invento nuevo.

 Lo triste de esto, lo triste de volver al pasado es contarles que mis padres crecieron en hogares violentos, que tuvieron que salir desde los siete años a la calle a trabajar para poder sobrevivir. Me rompo por dentro al imaginar los miles de sueños que tenían ambos a esa edad y me rompo más al saber que no tenían tiempo de soñar porque antes de soñar debían encontrar comida. 

Mi mamá creció con su padre, digamos que la figura paterna estaba presente, el principal defecto de mi abuelo materno era que el alcohol fue más fuerte que su voluntad. No le dio estudio a mi mamá y ella me cuenta que muchas veces salía y tardaba días en regresar. 

Mi papá creció con su madre y su padre, a los ojos de la gente figuraban ser una familia feliz, sin embargo, detrás de esas apariencias, la realidad era oscura y triste. Mi abuelo paterno fue borracho, machista y violento, derrochaba su dinero en mujeres, autos y vino mientras sus cuatro hijos padecían hambre. Papá, solo estudio hasta tercero de primaria, le encantaba la escuela, pero por ser el mayor tuvo que dejar las libretas en casa para cargarse una pala y llevar comida a la mesa. 

 El día que mis padres se casaron, muy jóvenes, por cierto, rompieron un círculo, se centraron en trabajar juntos y dar lo mejor de sí mismos para la familia que estaban formando. Rompieron un ciclo de violencia que llevaba muchos años en función, nunca terminaré de agradecerles que en ese septiembre de 2004 me regalarán esa libreta donde comenzaron todos mis sueños.

 -Esa época de tus padres fue una época demasiado machista, también fueron años donde no veían los estudios como algo importante, ahora entiendo que sí heredaste muchas cosas de ellos, pero principalmente su fortaleza.- me dice Owen ofreciendo un pincel. 

-¿Qué se supone que debo pintar?- le pregunto aceptando el pincel. 

-Lo que tu corazón te susurre al oído...

 La pintura y la fotografía son el reflejo de nuestro estado emocional, lo digo por experiencia, hace tiempo cuando ejercí fotografía lo comprobé. En este momento mis emociones están revueltas, Dimma ha comenzado su investigación sin mencionarme sus avances (eso me estresa demasiado) y Alex, Alex Carcaterra el mejor amigo de Elián, no deja de llamarme. Algo me dice que Alex a pesar del odio me tiene siente la necesidad de protegerme, aún no es tiempo de revelarles el motivo de su odio, me ha enviado decenas de mensajes preguntándome ¿cómo estás?, me ha preguntado ¿qué pienso sobre que Owen se entrometa en el caso? No he respondido, de hecho hace dos años exactamente que no me veo con Alex, tal vez eso pueda cambiar ahora porque acabo de caminar hacia la ventana y estoy observándolo frente al edificio donde estoy, sostiene el teléfono en la mano y está pegándolo a su oreja... ha volteado, ya me vio.

Desde mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora