O1 ࣪ ִֶָ☾. la bruja y el cazador.

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Las noches siempre son frías, heladas, el gentío se detiene al momento del crepúsculo vespertino para dar inicio a la noche de las abominaciones sobrenaturales. Los humanos no están acostumbrados a la existencia de cosas más allá de su propia comprensión, así que se asustan y con facilidad acusan con un dedo a lo que sea que vaya fuera de lo común.

El odio viene sobre la fuente de lo que supuestamente está bien, desde la casa de la realeza, en donde la reina Historia yace acostada en sus edredones de algodón blanco y afelpado, nada que ver a las afueras de su reino, en donde la mugre prevalece más que el dinero de los pobres. Desde tiempos inimaginables es que la leyenda de las brujas navega por el aire y a la vez por el mar, en al menos dos cuartos del mundo se teme la existencia de aquellas criaturas malignas encarnadas en cuerpos de mujeres y a veces de gato que solo se aprovechan de los hombres forasteros que viajan de aquí a allá, con tal de robarles su alma o que prefieren tener una noche divertida con carne fresca.

La reina las odia, su familia ha sido embrujada por ellas desde la casi edad piedra y no les permiten tener hijos varones, así que tiene un par de décadas que la brigada de cazadores las busca y cazan para matarlas o llevarlas al centro del reino en donde las torturan para conseguir lo que rompa el maleficio.

Nada ha dado frutos.

—— ¿Entonces? ¿Crees que lleguen hasta acá? Creo que Annie escuchó que habían pueblerinos alborotados jurando con que hay una bruja en el pueblo porque no le ha llegado la regla... —Pieck hundió las cejas con algo de incredulidad por lo que ella misma estaba diciendo, su voz apenas era audible, pues estaba tratando de susurrar lo más que podía. Digamos que hablar de ese tipo de cosas en una cantina definitivamente no era lo ideal, especialmente rodeadas de hombres borrachos en donde seguramente podría haber al menos un cazador.

La chica de cabellos rubios sonrió en una fina línea con sus labios y le dio una palmada a Pieck en su hombro para reconfortarla. Tomó un pequeño vaso de cristal y lo puso frente a ella antes de dejarle menos de la mitad servido con alcohol. La azabache alzó una ceja y tomó el vaso con confusión, sin saber si tomarlo o dejárselo a ella.

—— Ya sabes que las personas tienen miedo de hasta su propia sombra... No hay nada que temer, Pieck. Además, si alguno de esos idiotas vestidos de cuero viniera, no se darían cuenta, ya sabes lo que tienes que hacer si sospechan de ti. —se encogió de hombros, en realidad no tenía nada de miedo. Tomó otro vaso y lo llenó al tope, después lo alzó con su mano, demostrándole un brindis—. ¿Celebramos?

—— ¿Qué? ¿Qué celebramos? —Pieck estaba más confundida que antes, a veces le preocupaba la poca importancia que le daba a estas situaciones su amiga. Alzó el vaso al mismo tiempo, temerosa.

La fémina dio un profundo trago que la dejó como si nada, después le sonrió a su amiga, apoyando ambos brazos sobre la barra de madera en la que atendía.

—— El día de las brujas se acerca, Pieck. Veremos a nuestras hermanas pronto para ya sabes qué.

—— Ah... Es cierto. —vaciló un poco, se tomó el trago e hizo una mueca de disgusto que su amiga tomó con gracia—. Oye... Genevieve, ¿tú crees que todo esto es bueno?

La mencionada la miró, dejando de sonreír y recobrando la compostura. Ambas tenían la misma edad, el mismo tiempo siendo brujas, siempre han sido unidas, pero esto desconcertaba a Gen.

—— ¿Bueno? No, para nada. Digo, todas las noches salen a buscarnos cientos de esos soldaditos, claro que no es bueno, pero es la vida que nos tocó, así que debemos sobrevivir, tal como ellos hacen. No tenemos opción si eso es lo que te preguntas. —ladeó la cabeza, dejando que sus cabellos rubios y un poco llenos de polvo colgaran en cascada sobre su hombro. Pieck no pudo evitar soltar un suspiro.

THE WITCH AND THE HUNTER, Eren J. [O.S SNK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora