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Aren Kuboyasu, ex pandillero y ahora estudiante de la Academia PK, despertó con el mismo dolor de cabeza que le impidió dormir. Ese dolor había acompañado sus mañanas durante semanas, y el calor del verano no ayudaba en lo absoluto. ¿El causante de esto? Shun Kaido, su mejor amigo.

                           "Shun"

Ese nombre era lo único que resonaba en su mente cuando despertaba, antes de dormir, en la hora del almuerzo, TODO el día.
No sabía exactamente cómo describir ese sentimiento, ya que nunca había sentido algo parecido, lo único que sabía es que, con Kaido, sentía que todos sus problemas e inquietudes desaparecían rápidamente.
Sentía que con Kaido podía ser él mismo sin ser juzgado.

Tomó un sorbo del vaso con agua, fría y con un ligero sabor metálico. La pastilla, blanca y redonda, se disolvió en su boca con un sabor amargo.  El dolor de cabeza aún estaba presente, pero era un latido sordo en el fondo de su mente, no la punzada que lo había mantenido en cama los últimos días.

Se levantó y se dirigió al espejo de cuerpo completo que había en su habitación. En el reflejo se veía a un Aren ojeroso y un poco pálido.

Decidido a verse más presentable, se dirigió al baño para arreglarse y lavarse la cara.
El agua cálida hizo que el dolor en su espalda y hombros disminuyeran un poco.
Se lavó los dientes con cuidado y se peino con los dedos para acomodar su cabello recién secado.

                                  ܀                      

De camino a clases, Aren se cruzó con la persona responsable de su dolor de cabeza.

⚊ ¡Aren! ⚊ llamó Shun emocionado, ya que no lo había visto hacia una semana.

⚊ Buenos días, Shun. No esperaba verte tan pronto. ⚊ Contestó, con un tono claramente desanimado en su voz. Bajó la mirada evitando la del contrario.

⚊ Oye, ¿estás bien? Te ves un poco cansado. ⚊ La preocupación se hizo notable en el tono de voz de Kaido. Se acercó un poco más a él, rozandole el hombro.

Aren negó con la cabeza e hizo un ademán indicando que siguieran su camino.

Shun decidió no insistir, pero no podía ignorar que el cansancio y el aspecto demacrado de Aren era obvio. Se veía diferente a la última vez que lo vió. Se notaban las ojeras debajo de sus ojos y el intento fallido de arreglar su pelo.

El camino de ida a la escuela fue silencioso e incómodo para ambos, pero no se puede negar que Aren estaba bien con esto.
Quería ignorar esos sentimientos que venía experimentando los últimos días.

Raramente Desespero - KubokaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora